04 febrero 2015

La guerra contra ISIS. Otra visión.


Se que lo que voy a escribir sobre el asesinato del piloto jordano por parte de ISIS no es políticamente correcto y que si esta entrada tuviera alguna difusión despertaría un alud de criticas. Así que aprovecho lo limitado de mi auditorio para dejar constancia de que no todos contemplamos esta locura de la misma manera.

Las imágenes brutales de los degollamientos y ahora, el momento en que se quema vivo a un ser humano son, nos gusten o no, un espejo que nos devuelve, en su forma medieval, las atrocidades cometidas por Occidente de forma sistemática amparados en nuestra supuesta superioridad moral.

Nos hemos acostumbrado a ver las imágenes en blanco y negro y los fogonazos de la muerte, con los que desde aviones no tripulados, controlados a miles de kilómetros de distancia, ejecutamos sin juicio ni control alguno a los que declaramos nuestros enemigos en una hoja Excel. Y lo hacemos amparados en la técnica que además nos ahorra el horror de los cuerpos calcinados, y convierte a los seres humanos simplemente en objetivos, una especie de videojuego macabro en el que no sabemos ni sabremos nunca cuantas vidas inocentes hemos segado.

¿Tiene alguna justificación la barbarie de ISIS quemando vivo al piloto jordano? Ninguna, con la lógica de nuestros valores, pero algo normal en un mundo medieval del ojo por ojo. Un mundo que hemos creado y alentado nosotros y que ahora nos horroriza con toda su crueldad. 

Desgraciadamente ya no queda más solución que defenderse para poner de nuevo el genio en la lampara, pero no va ser solo con las armas y la tecnología con las que lograremos más seguridad. 

Si no reconocemos que, en nombre de intereses que no tienen nada que ver con la defensa de nuestra civilización, se han cometido y se comenten ahora mismo actos de autentica barbarie, nuestra superioridad moral será solo palabrería hueca y entraremos en un juego terrible en el que solo tendremos la ventaja de la técnica. ¿Y que es esto frente a cientos de miles de personas a las que hemos quitado toda esperanza de una vida digna y a los que grupos de fanáticos ofrecen la brutalidad como una droga y el paraíso inmediato envuelto en un cinturón explosivo? 

Reconocer nuestros errores es condición necesaria, pero no suficiente. Actuar además de acuerdo con los principios de justicia, libertad y tolerancia que se supone que encarna nuestra civilización en Gaza, en Sudan, el Congo, Uganda .., es imprescindible para ofrecer un futuro distinto al cinturón explosivo o la guerra tribal. Una tarea compleja y larga que requiere menos dinero que un genuino deseo de ayudar. Pero una tarea imprescindible si queremos proteger a largo plazo nuestro modo de vida.

El video siguiente y las conversaciones de los pilotos son solo una muestra de la deformación moral propia de las guerras. Pero el horror que encubre no es muy diferente del que hoy nos ofrece ISIS, solo lo separan doscientos años de desarrollo técnico.