28 septiembre 2013

Vuelve la España Imperial V - Nos quedamos solos.


Se engañan y nos engañan los que dicen que una Cataluña independiente sería una desgracia para España, pero sobre todo para Cataluña que, aislada, no podría sobrevivir. 
Se engañan y nos engañan cuando dicen que Mas ha cedido al realismo de Unió.
Se engañan y nos engañan los que declaran que Cataluña no formaría parte de la UE hasta superar un largo proceso de adhesión que además contaría con la oposición de España.

Es cierto que la independencia de Cataluña sería una desgracia para España, no solo porque perderíamos un porcentaje importante del PIB, algunos de los mejores centros de investigación, universidades e industrias punteras, sino también porque nos quedaríamos sin la única referencia cultural cosmopolita y multicultural que ha tenido este país.
No hace falta saber mucha geografía, solo mirar un mapa de carreteras, para darse cuenta de que la que se quedaría aislada de Europa, sería España y no Cataluña. Los Pirineos son así, y el camino a Europa es lateral. En el centro espera el Pico de Aneto.  Y a la izquierda, según miramos Europa, está Euskadi, que tardaría un Telediario en seguir los pasos de Cataluña.

El comercio del Mediterráneo español, y casi el de toda España, pasa por Cataluña. Cataluña conservaría la llave de  Europa por carretera y ferrocarril, un puerto clave  para el trafico con Oriente, además de un aeropuerto con conexiones con toda Europa y Oriente Medio. Cataluña sería un prospero país, eso sí satélite de Francia, que lo vería como una bendición, interconectado con los valles del  Garona y el Ródano, las regiones más prosperas y dinámicas de Francia, que estarían más cerca que Madrid, y con el Mediterráneo. Todas las condiciones para ser un centro de industria y comercio.
El realismo de Unió no es más que la expresión del temor de una burguesía tradicional acostumbrada a manejar a “los pobres y atrasados españoles” ,  con sus conexiones  y complicidades de poder en Madrid establecidas, a empezar de nuevo con otros amos mucho más difíciles: los franceses.  El despliegue logístico de la cadena humana, y la radicalización independentista de pequeños centros agrícolas e industriales, hace pensar que muchos de los que hoy están a favor de la independencia, sean profesionales, agricultores,  nuevas empresas y empresarios acostumbrados a fajarse en Europa y en el mundo, que solo ven ventajas en librarse de esta capa tradicional corrupta, arruinada en gran medida, que controla sobre todo los resortes políticos y administrativos. Así que, Mas solo cabalga como puede un caballo que no controla.
Cataluña tendría un proceso de adhesión a la UE por la vía ultrarrápida, porque uno de los principales interesados sería España para no quedar aislada, seguida de Francia para integrar a Cataluña en su comercio e industria y Alemania, que no tendría interés alguno en perder este puesto avanzado en el Mediterráneo occidental, (el oriental ya es cosa suya), compitiendo con Francia en influencia.


Ante este panorama, el discurso de partidos y prensa nacional (o sea editada en Madrid), con su estilo leguleyo y provinciano, es la expresión de la ceguera, egoísmo, mediocridad  e impotencia de las élites que manejan en su propio beneficio este país desde hace generaciones. Dignas herederas de todas las lacras de la restauración del Viejo Régimen en 1800. Un Régimen que, en su esencia, ha sobrevivido a la Republica y a la Transición.  Ellos, los Poderosos, siguen en sus cortijos de espaldas a todo, mirándose solo el ombligo y la cartera. Eso si: rojo y gualda.