03 diciembre 2005

VIAGRA y la Seguridad Social

No es ningún chiste…
Ayer en la primera cadena de la RAI presencie un acalorado debate. El tema era si la Seguridad Social debería autorizar a los médicos a prescribir Viagra.
Como mi italiano es más que limitado, por no decir que solo intuitivo, estoy seguro que me perdí toda la “finessa” de las argumentaciones de los participantes, pero algo me quedó claro: el asunto no se abordó en ningún momento con el recurso a la broma fácil.
Me pareció muy interesante, aunque no se si despertará el mismo interés en un país como el nuestro, donde parafraseando al filosofo: “La virilidad debe de ser la materia más abundante en España, ya que ningún español se queja de tener poca”.
En el debate italiano se planteaba si el ejercicio de la sexualidad plena era un derecho de los ciudadanos. En caso afirmativo, la Seguridad Social debería incluir los medicamentos que pueden resolver alguno de los impedimentos para el ejercicio de esta sexualidad. Así, la prescripción de Viagra tendría la mísma categoría que la de cualquier otra prótesis: la ortodoncia, que nos permite disfrutar del placer y el sabor de la comida, las gafas, no hay que explicar los placeres que proporciona la vista, y el “sonotone”, para poder permitirse el lujo de apagarlo cuando nos ataca un pesado.
A primera vista, la prescripción de Viagra por la Seguridad Social, podría parecer un despropósito, si se consideran todas las necesidades de la sociedad. Sin embargo, el desarrollo de los humanos en las sociedades modernas, ha alejado considerablemente la sexualidad de su función procreadora original, convirtiendola en un goce más, al que además, se le da especial relevancia en un mundo de exaltación de la adolescencia, es decir del vigor sexual pleno.
El que la Seguridad Social, proporcione con las debidas reservas y controles, el acceso a una prótesis más, que es lo que representa Viagra, es un derecho en una sociedad en la que la sexualidad juega un papel de representación tan importante.
Su consideración como prótesis, ayudará además, a alejar la etiqueta de vicio de las relaciones sexuales a partir de una determinada edad. Una asignatura pendiente en el Universo Católico Apostolico Romano.
"Tempus est iocundum, o virgines, modo congaudete vos iuvenes Oh, oh, oh, totus floreo"