30 mayo 2010

La cuenta de la vieja de nuestra economía.

Quizás una de las cosas que deberían habernos explicado hace tiempo es cual es en realidad nuestra situación económica. Lo básico no es muy diferente de la economía doméstica, y sin conocerlo seremos presa fácil de populistas, demagogos y pseudo patriotas de toda condición, que aquí nunca nos han faltado y ahora, más que nunca, proliferan.La pretensión es tratar de explicar donde estamos, el como hemos llegado hasta aquí y sus responsables es harina de otro costal.
Estos son los números:
Nuestra generación de riqueza, o producto interior bruto (GDP) en 2009 fue de 1.400.000 millones de € en números redondos.
La deuda acumulada del gobierno por todas las actividades que realiza en 2009 fue de 700.000 millones de €.
El déficit anual del gobierno en 2009, es decir la diferencia entre lo que ingresa vía impuestos y tasas y lo que gasta fue de 156.000 millones de € .
La deuda del sector privado, particulares y empresas, fue en 2009 de 1.000.000 millones de €, de los cuales 400.000 millones se deben a bancos y cajas españoles y 600.000 millones a instituciones financieras extranjeras.
Es decir en conjunto debemos 1.700.000 millones € de los cuales algo menos de 1.000.000 millones de € se deben al exterior.
El problema de la deuda no es su tamaño, Alemania, Francia y EE.UU. tienen una deuda en proporción al GDP muy superiores, sino la capacidad de hacer frente a la misma y, algo no menos importante, la seguridad que tengan los prestamistas de que van a cobrar sus intereses.
En este sentido es donde nuestros números no cuadran:
En el año 2008 la deuda del gobierno era del 39,7 % del GDP y en 2009 pasa a ser del 53,2 % del GDP
En el año 2008 el déficit público era del 4,1 % del GDP y en 2009 se eleva al 11,2 % del GDP, pero lo peor es que nuestra generación de riqueza, el GDP, pasó de aumentar un 0,9 % en 2008 a disminuir un 3,6 % en 2009.
Nuestra balanza comercial tenía en 2009 un déficit de 49.000 millones de €. En este caso se reduce de los 94.000 millones de 2008.
Es decir aumentamos nuestra deuda pública, y el deficit anual del estado mientras se reduce sustancialmente nuestra creación de riqueza y por lo tanto la capacidad de obtener ingresos por parte del estado. En estas condiciones no es extraño que los que nos han prestado dinero se preocupen de sus préstamos y que los especuladores apuesten gigantescas cantidades de dinero a la baja.
En resumen somos un país que tiene deficit público, deficit privado y que importamos más que exportamos. Una ecuación imposible de cuadrar.
Aunque la deuda del estado es menor que la de los particulares, su valoración tiene una importancia capital. Esta deuda se denomina deuda soberana y está considerada la más segura de todas, por lo cual la compran fondos de pensiones de otros países o bancos para utilizarla como garantía de otros préstamos de más riesgo. Los intereses que se pagan, debido a su seguridad, son los más bajos que se pueden obtener en el mercado de capitales. Bancos españoles y empresas tienen como base el interés que pagan los bonos de la deuda soberana para solicitar créditos, descontar letras, o financiar avales para grandes proyectos. Una elevación del riesgo de la deuda soberana, por sospechas de impago, desencadena una reacción en cadena en toda la economía. Esta reacción en cadena no solo es un asunto de grandes finanzas, llega a la vida diaria: Las empresas y todo tipo de instituciones para desarrollar su actividad, pagando los salarios entre otras cosas, necesitan dinero todos los días y lo piden a los bancos contra la garantía de futuros ingresos o transferencias de la Tesorería del Estado en el caso de instituciones públicas. Los bancos para disponer de este dinero acuden al mercado interbancario donde los bancos se prestan unos a otros dinero en plazos muy cortos (día o semana). Cuando se desconfía de la deuda soberana de un país también se sospecha de sus bancos que no obtienen dinero en el interbancario pudiendo llegar a colapsarse la actividad diaria de un país. Los bancos españoles ya pagan más intereses que otros bancos en el interbancario y tienen dificultades para obtener dinero en el exterior descontando papel comercial ( o sea letras de cambio).
El problema es que el colapso de una economía del tamaño de España, teniendo en cuenta que los tenedores de deuda española son fundamentalmente, bancos y fondos de pensiones de otros países europeos: Alemania y Francia por este orden, supone un golpe muy importante para toda Europa e incluso EE.UU. En el fin de semana del 8 de mayo lo que se temía era, no solo que España no pudiera colocar más bonos del estado, y por lo tanto mantener el funcionamiento de la maquinaria pública sino que, como consecuencia, se cerrara el mercado interbancario a los bancos españoles paralizando así la economía. De ahí el paquete de ayuda europeo y la llamada de Obama.
El reducir la calificación de España, como ha hecho Fitch recientemente, supone de forma automática un incremento del tipo de interés de los Bonos del Estado, de ahí su importancia. De la preocupación acerca de nuestra situación en el exterior da una idea que la intervención de Cajasur, un chiriguito provincial minúsculo, haya hecho portada y editoriales en toda la prensa económica internacional.
Es decir resulta clave asegurar que vamos a pagar la deuda soberana, lo que parece justificar el tamaño de las medidas urgentes que se han tomado, otra cosa distinta es su composición, que creo que es más producto del pánico que de algo meditado. Hablaremos.
Es cierto que el impacto de las pérdidas debidas a la Gran Recesión ha cerrado el grifo de los créditos a España, exacerbado el nerviosismo de los acreedores y creado las condiciones para la especulación. Pero no es menos cierto, números en la mano, que llevamos muchos años viviendo del crédito de otros países, haciendo obras públicas es verdad, pero sobre todo casas que nadie necesita, obras faraónicas sin ninguna justificación económica y con una corrupción rampante. Poco hemos invertido en aprender a pescar y mucho en peces. Ahora vamos a descubrir, que nunca dejamos de ser pobres, que todo fue un espejismo con el dinero de otros. Solo nos queda aprovechar lo poco que hemos construido, una generación mejor educada que nunca y evitar que, una vez más, tenga que emigrar. El asunto es que hay que acostumbrarse a ser pobres y empezar otra vez. ¿Cómo?, ¿Con quien? Eso es asunto de otro día.
Lo más triste es reconocer que el sueño de progreso de nuestra generación lo matamos entre todos pero lo enterró un señor llamado Zapatero el 12 de mayo de 2010. Es historia.

07 mayo 2010

La Crisis. Una plaga de langostas

Uno de los efectos menos señalados de la Gran Recesión es que en conjunto ha supuesto una gigantesca transferencia de dinero, muchos billones de euros, a unos pocos, probablemente solo un centenar de entidades financieras controladas por muy pocos individuos. Son los que en el Gran Casino de las finanzas se han llevado las ganancias acumuladas en varias décadas de altísima productividad. Porque el dinero no ha desaparecido, solo ha cambiado de manos.
Esta casta de hipermillonarios vive totalmente al margen del resto de la sociedad, son como extraterrestres, y actúan como tales. No carecen de lógica, solo que es ajena a la del resto de los mortales. Alcanzado todo lo deseable, solo les excita una ambición, y una codicia proporcional al tamaño de sus fortunas, o sea inmensas. La combinación de una acumulación de riqueza jamás vista con la tecnología de ordenadores y comunicaciones de nuestro tiempo, es algo único y los convierte en una especie de plaga de langostas que ayer aterrizaba en los mercados de materias primas: petróleo, arroz, grano.. y ahora en Grecia, los bonos de España, el Euro,.. y mañana quien sabe. No es ninguna conspiración, las langostas no conspiran para convertirse en plaga, son intereses comunes y condiciones favorables, como en el caso de las langostas, las que lo hacen posible.
Una vez que asolan un territorio, continúan en el siguiente. Alimentarlas no las aplaca, solo las anima a continuar. Sus reacciones son , al igual que las nubes de langostas , impredecibles y los daños que pueden causar enormes.
Algunos, como las agencias de calificación, colaboran en la periferia de la plaga, alimentándose de los restos. Confían en que sus servicios sean recompensados y la plaga los respete. Muy pocos lo logran. Hay expertos, liberales se llaman, que la jalean. Creen que pueden cabalgar el peligro. Se equivocan.
Es cierto que algunos cerditos han, hemos, construido la casa de papel y es preciso enmendarse. Pero el lobo, la plaga, existe.
Hay que acabar con la plaga, con insectididas como medida de emergencia, y sobre todo cambiando las condiciones, el entorno favorable, regulando estrechamente los mercados y prohibiendo ciertas prácticas si es necesario. Pero ha de ser en todo el mundo. Eliminando los refugios. Es una emergencia planetaria , igual que la amenza. Todo lo demás es arañar la superficie del problema, distraerse con las migajas. Si las langostas se dignaran mirarnos, quizás lo hacen, se partirían de risa.