28 abril 2013

Solo hay un programa: Salir del Euro




Es difícil escribir sobre la actualidad. Los acontecimientos, o mejor calamidades, se suceden como una marea hedionda que ha conseguido abotargar nuestra sensibilidad de tal modo, que sucesos que hace unos meses nos parecerían absolutamente escandalosos, hoy los despachamos simplemente encogiéndonos de hombros.
Hay algo en nuestro diseño genético que provoca que cuando una situación nos abruma de modo insoportable y no vislumbramos esperanza alguna,  reaccionemos desactivando todas las defensas entrando en un estado de pasividad extrema.  Un libro que recoge conversaciones grabadas a soldados alemanes en campos de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial, describe su asombro ante la pasividad con la que los judíos guardaban cola durante horas para llegar al pelotón de ejecución. Incluso, cuando, al llegar la noche, el pelotón interrumpía su “tarea” para descansar, los judíos permanecían en sus puestos.
Este comportamiento de los humanos no ha pasado inadvertido, y es el fundamento de la doctrina del shock: presión abrumadora y repetición constante de que no hay otro camino que liberarse frente al pelotón de ejecución. El funesto “es lo que hay”.
Para revertir la situación, es por tanto imprescindible aguzar nuestros sentidos, activar nuestras defensas, y convencernos de que hay solución.
Cuando hay niños que se desmayan en los colegios porque en sus casas no hay para comer, cuando madres normales se prostituyen en casa para llegar a fin de mes,  cualquier camino debe de explorarse.
Es una situación de guerra, y por lo tanto no se pueden aplicar las reglas del tiempo de paz. Sin pasar por alto la campaña de “pseudospeciation”, alentada por  la prensa alemana en general, no solo los tabloides, que atribuye a los sureños todas las características negativas que los alemanes más desprecian, para convertirlos en una especie diferente y hacer así aceptables los sufrimientos que se infligen, no debemos caer en el error de demonizar a la Sra. Merkel o a los alemanes, lo que solo contribuiría a reforzar su prestigio y cohesión, sino recordar que únicamente repiten por enésima vez su intento de hegemonizar Europa, y usar todas las armas, convencionales y no convencionales para defendernos.
Hace tiempo, que en este blog venimos anunciando la inviabilidad de devolver todo lo que debemos y que una quita considerable es imprescindible. Los acreedores deben afrontar los resultadsos de haber invertido su dinero sin control alguno. Esto solo es posible abandonando el Euro y poniendo a Alemania frente a las consecuencias de sus decisiones. Ya hemos argumentado en repetidas ocasiones que la salida del Euro no es imposible, ni representaría para España una catástrofe, desde luego no mayor que la situación actual, y nos permitiría tomar las riendas de nuestro destino, por un camino difícil pero con esperanza. Precisamente lo que quieren que abandonemos aquellos que se benefician de la situación fuera y sus cómplices en casa.  
Pero además, nuestra pertenencia a la Unión Europea debe ponerse en cuestión . No es solo que no tenga sentido seguir en una Unión Europea que muestra más piedad por el Tercer Mundo que por sus ciudadanos más débiles y  nos somete a una política, que desintegra y corrompe la sociedad española y cuyo objetivo declarado, según el consejero de Merkel Prof. Juergen Dongen, es convertirnos en un protectorado alemán, para repartirse los despojos y así recuperar su dinero sin tener que enviar a sus nietos al Sur como amenazaba el profesor Hans Werner Sinn, director del muy influyente IFO (Instituto de Estudios Económicos), es que hoy la UE es un ejemplo de falta de democracia, donde personajes como Draghi, Barroso o Van Rompuy que no han sido elegidos por los ciudadanos deciden sobre sus destinos.
 Cualquier programa político, cualquier promesa de salida de la crisis, debe de incorporar como premisa la salida del Euro y una revisión de nuestras condiciones de adhesión a la UE.  España tiene el peso demográfico y económico para hacerlo. Es un proyecto común que nos hará sentirnos orgullosos de nosotros mismos, un paso fundamental para iniciar cualquier empresa difícil. Aviso a los que consideren esto un programa radical, que las consecuencias de no hacerlo lo serán mucho más.  El resto solo eslogan vacios y oportunismo.
Los ciudadanos concienciados, según Kissinger "conocen las técnicas de llevar la gente a las plazas, pero no saben qué hacer con ella cuando está allí. Y todavía saben menos que hacer cuando han ganado…..Esta gente puede marginalizarse fácilmente porque sus estrategias pierden efectividad con el tiempo” Un análisis correcto ya que estos ciudadanos no ponen en cuestión los fundamentos del modelo, solo sus consecuencias, y por lo tanto carecen de una narrativa propia. Es la historia del 15M. La salida del Euro es lo que hay que hacer.