12 mayo 2007

Las Listas

Hoy el periódico La Razón editorializa con el título TC Trapacería Constitucional, y en primera plana “El TC favorece al gobierno con un párrafo falso en el fallo sobre la ANV”. Hasta aquí poca novedad, el golpe de estado continúa. Y cada vez tiene más adeptos. Según parece La Razón es el periódico cuya tirada ha crecido más en el último año y la Sra. Aguirre, ejemplo gobernante de nuestros neocons, según todos los indicios, consolidará su mayoría absoluta en Madrid.

¿Y que hace la izquierda?: Pues como dice Vidal-Beneyto, cultivando sus minijardines, y cuando los abandona, metiéndose en otros peores como el de las listas electorales. Hasta una señora tan lista como la vicepresidenta, al dejar el cultivo de las rosas y pasar a la cosa más prosaica de las berzas, también pierde el norte y se lía con el asunto de las listas. Que si la ley tal dice cual, o eso del momento procesal, y que el TC nos da a nosotros la razón y no a esos de la crispación. ¡Paparruchas querido amigo, eso son paparruchas!, parafraseando a Don Manuel.

Hoy he visto los carteles de un Sr., un tal Valverde, que se presenta a la alcaldía de Madrid. Este Sr. tiene muy mala pinta y me temo que ninguna fiscalía ha investigado sus conexiones con banda armada, y para mí que las tiene. ¿Cual es la razón?. Pues muy sencillo, que excepto sus muy allegados, no se espera que nadie vote al Sr. Valverde.

Así que el problema de las listas de la ANV y de la EAV y del Partido Comunista de las Tierras Vascas, es que las votan, y las votan un 15 % de los ciudadanos del País Vasco. Es decir, una parte nada despreciable de la población se siente representada por esas opciones y ese es el problema real que tenemos con las Listas.

Se comprende que el Sr. Rajoy aborde el problema como lo han hecho desde siempre los suyos: Con la Justicia, si es favorable, y si no lo es, cambiándola a conveniencia, eso sí todo legal, para jugar con ventaja. Les ha ido y les va bien, así que para que cambiar.

Pero, lo que no se entiende muy bien es que en el otro bando, la izquierda para entendernos, nadie se atreva a explicar el alcance del problema del País Vasco.

A lo mejor esperan a que pasen las elecciones para explicarlo, o a ver si les cae la lotería de una mayoría absoluta que les garantice los sillones, antes de asumir ningún riesgo.

Me temo que va ser que no, y como ya anunciamos por aquí tiempo ha, veremos a algún Rajoy “El Pacificador” chocándola, con los abertzales y practicando con la txalaparta en la intimidad. El jefe del PNV Imaz, ya dijo el otro día, que él no descartaba pactar con el PP, y el Txeroki de ETA, se quita el anillo de la oreja, se corta la coleta, y se pone un buen traje y también se sienta a negociar. Antes le entrevistarían en exclusiva, en el couche de El País, para mostrar su lado humano.

¿Y los votantes de las Listas?: Paparruchas querido amigo, para eso está una buena campaña de publicidad.

Y puestos a elegir: ¿A quien le gustan los sucedáneos? Atención a Aznar.

01 mayo 2007

Elogio del Mito

En 1927, un físico alemán: Werner Heisenberg enunciaba el denominado Principio de Incertidumbre, según el cual hemos de elegir, entre conocer con precisión donde está una partícula, o bien con que dirección y velocidad se mueve. Afirmaba así, de manera indirecta, la absoluta imposibilidad de conocer la materia, ya que una vez capturada con precisión la situación de una partícula, en el mismo instante su movimiento, desconocido, ya la habría colocado en algún otro lugar. De modo análogo en el mismo instante de capturar con precisión la velocidad de una partícula su posición real nos resultaría desconocida.

Esta realidad física no tiene sin embargo ninguna repercusión en nuestra existencia sensorial cotidiana, estando como están nuestros sentidos construidos de la misma materia inaprensible que pretendemos conocer, actúan como filtros capaces de crear la realidad virtual que nos hace ver las construcciones de la materia, que constituyen nuestro Universo, en lugares y con movimiento conocidos.

Quizás, la frustración acerca de nuestra incapacidad esencial para conocer el mundo REAL, el reconocimiento de la virtualidad del Universo, como producto individual de nuestros sentidos, fue el impulso básico para el retorno apasionado al mundo de las ideas, universos virtuales de valores, juicios y prejuicios que libres de una matemática capaz de demostrar su virtualidad, constituyen el refugio perfecto para un hombre que, después de la carnicería de la Primera Guerra Mundial, acababa de perder referencias seculares de orden y autoridad. Esta poderosa pasión por las ideas dio lugar a la utopía igualitaria que son los falansterios del Karl Marx Hof en la denominada Viena Roja, y fue la argamasa indispensable con la cual los bolcheviques fraguaron con las ideas de un muy burgués pensador judío, el mayor terremoto de la historia del siglo XX.

Ernst Junger afirmaba que allí donde la ciencia explica la realidad, los mitos, ideales al fin, la interpretan.

Sin las ideas, sin mitos, que permitan dar una interpretación-dirección y sentido colectivo a nuestras percepciones, convirtiendo nuestros universos virtuales individuales, producto de nuestros sentidos, en un universo o imaginario colectivo nos veríamos sometidos a una zozobra permanente que haría imposible nuestra existencia como seres conscientes.

El mito ha formado parte de nuestro arsenal de supervivencia, desde el mismo momento en que nuestro cerebro fue capaz de tomar conciencia de si mismo como ente diferenciado del mundo que lo rodeaba.

El mito solo ha modificado su forma: diferentes religiones, ideologías, cosmologías han jalonado la evolución de la humanidad, para dar acomodo y sentido a las nuevas percepciones virtuales que desde siempre la curiosidad humana, y recientemente sus hijas la Ciencia y la Tecnología han puesto al alcance de nuestros sentidos.

Es cierto que en nombre de los mitos se han cometido carnicerías sin cuento, pero también es cierto que sin el mito quizás no habríamos existido como lo que somos. Es posible que la siguiente etapa en nuestra evolución, sea asumir el papel del mito, no como antagonista sino como complemento indispensable de la ciencia, al hacer posible conciliar nuestro anhelo de saber con el Principio de Incertidumbre.