22 septiembre 2007

Desmemoria Histórica en Sargadelos - Carta al País

El pasado día 16 de septiembre El País Semanal publica un artículo con el título “Una pareja perfecta” en el que se glosa el renacimiento de la Cerámica de Sargadelos con la incorporación de diseños de nuevos creadores y conceptos novedosos como la Tienda-Galeria, bajo la dirección del hijo de uno de sus fundadores.

A la alegría inicial de ver el nombre de Sargadelos, tan querido para todos los gallegos orgullosos de la capacidad creativa y emprendedora de Galicia, pronto la sustituyó la sorpresa y luego la indignación al comprobar como se distorsionan los orígenes e historia de Sargadelos y El Castro. Así, se atribuye la creación de Sargadelos y El Castro a “intelectuales gallegos exiliados en la Argentina …. , que en 1963 fundaron el Laboratorio de Formas donde nacieron muchas de las ideas que hoy usa y reproduce la firma”. Siendo cierta está afirmación, los intelectuales que no se nombra son, entre otros, nada menos que Luis Seoane e Isaac Díaz Pardo. El primero figura por méritos propios entre los grandes artistas plásticos del siglo XX, y el segundo además de su talla artística e intelectual, es un extraordinario emprendedor, que ha mantenido con extraordinario vigor y éxito Sargadelos, y su idea de empresa comprometida con la sociedad, durante más de cuarenta años.

El Laboratorio de Formas, es la primera, y quizás única, experiencia de este tipo en España, hija del espíritu de la Bauhaus. El Laboratorio de Formas ha acogido durante años, artistas y creadores de todo el mundo que han dejado su impronta en muchas de las piezas de Sargadelos y El Castro.

El aprovechamiento del caolín no se puede separar del internacionalmente prestigioso, y pionero en muchos aspectos, Laboratorio Xeoloxico de Laxe, fundado en 1940 por Isidro Parga Pondal, y cuya supervivencia está estrechamente ligada a Sargadelos e Isaac Diaz Pardo.

Siendo tan ilustres los orígenes e historia de Sargadelos, el único intelectual gallego que aparece citado por su nombre en “Una pareja perfecta” es Camilo José Cela, cuya relación con Sargadelos solo puede calificarse, en el mejor de los casos, de circunstancial.

Es seguro que la omisión del nombre de los fundadores y la tergiversación de la historia no puede atribuirse a desconocimiento cuando en la página Web de Sargadelos, los orígenes de la empresa se ligan a Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane. Tampoco es simple y pura ignorancia presentar como parte del “renacimiento” de Sargadelos, la creación del concepto de Tienda-Galeria. De nuevo, la página Web de Sargadelos da fe de la existencia de Tiendas-Galerías desde 1972.

El actual director de la fábrica de Sargadelos es, únicamente el hijo de uno de los socios capitalistas, que en uso de sus derechos económicos, legados en parte por el propio Isaac Diaz Pardo, han tomado el control de una empresa privada, sin más título sobre Sargadelos, que el legal que les otorga la mayoría de sus acciones en la empresa.

Quizás, es precisamente la flaqueza de sus títulos, la falsedad del supuesto “renacimiento” de algo que nunca ha estado muerto, y la grandeza de los que han precedido a los actuales propietarios de Sargadelos, la que impulsa un proceder tan mezquino y además comercialmente inútil, como negar y ocultar la propia historia de su empresa. La historia de Sargadelos y nombres como Luis Seoane e Isaac Diaz Pardo, que para cualquier cerámica del mundo serían un timbre de prestigio, aquí se omiten de forma deliberada. Las razones solo se pueden encontrar en la miseria espiritual de aquellos que solo pueden crecer empequeñeciendo a los otros.

Que los hoy propietarios de Sargadelos procedan de esta forma, es su triste privilegio, con la colaboración, confío que interesada, del desgraciado autor del artículo.

Pero esto no debería empañar el prestigio de una publicación que se amasa sobre todo con el rigor y la verdad, que han sido tan maltratados en “Una pareja perfecta”. El daño ya está hecho, pero publicar otras verdades es lo mínimo que se puede hacer para enmendarlo. Aunque sea muy modestamente.