29 octubre 2010

A mi madrina

Mucho antes que todos nosotros, supiste lo que eran, la flexibilidad, la movilidad laboral, la multicularidad y la integración. Pasaste de vender carne de cerdo en salazón y morcillas caseras que hacías por las noches con escrupulosa limpieza, a limpiarle el culo y los mocos a niños judíos en Inglaterra. Sus mamás te llamaban Mesedes para que les encendieras la luz y cumplir ellas con el Sabath.
Como buena goy, limpiaste sinagogas a conciencia para juntar más ponds y todo te parecía bien, y hasta llegaste a quererlos. Hablabas maravillas de Morris, el esmirriado hijo de Misisfilips y de la rolliza Karen, su hermana. Recuerdo tu satisfacción cuando el gobierno de Su Majestad te dio la Carta de Libertad, libertad para seguir trabajando, eso si donde quisieras. ¡Faltaría más!. Así que hiciste de las permanentes jaquecas virtud, y trabajabas toda la noche a golpe de capotee y Optalidon en un hospital. Coleccionabas los resguardos del banco soñando con maravillas al regreso.
Luego vino la decepción, el retorno no era lo que tú esperabas y nos querías a todos tan fuerte, solo para que te quisiéramos, que no éramos capaces de seguirte. Así que te prohibiste reír y te tasabas la alegría, salvo para tu ojito derecho.
Fuerte y enérgica, con memoria de elefante, recordabas las ofensas, los santos y cumpleaños con la misma precisión. Siempre atenta a los detalles. Capaz de una grandísima ternura, cuando, desprevenida, bajabas la coraza. Una gran mujer.
Tuviste unas manos blanquísimas hasta el final. Manos hábiles, que parecía que podían ponerse a sobrehilar en cualquier momento.
Ya no tendrás que rezar todas las noches, de carrerilla y sin equivocarte la plegaria a San Antón. Creo que la última vez lo hiciste tan bien que el mismo santo bajó en persona para que te durmieras tranquilamente. Eso nos han dicho y así lo vamos a recordar.
Te echaremos mucho de menos, estoy seguro. No creo que pueda borrar tu número de móvil en mucho tiempo. Lo mismo llamas para darme alguna instrucción, para recordarme que soy muy despistado, asi que quiero estar preparado.
Cuando te fuiste, que lo sepas, era un maravilloso día de otoño, brillaban los dorados, los rojos, y al llegar a Galicia los castaños cargados recordaban el magosto. Y todo estaba tan bonito que empece a sentirme contento, y entonces, como tú, me tape la boca para no alegrarme, y es que esta vez, si que había razón para la tristeza.

23 octubre 2010

Cortinas de humo

En enero de 2009 escribíamos que quizás Obama era solo un holograma para entretenernos con las luces apagadas mientras el dueño del cine nos robaba la cartera. No parece que estuviéramos muy desencaminados. En economía los responsables del desastre, vuelven a tener enormes beneficios y se reparten sueldos de escándalo. Y lo que es peor nos dictan a los demás, a los que pagamos, o vamos a pagar, las condiciones. Los Mercados vuelven a tener la batuta en nuestras vidas. Obama iba a tener una especial sensibilidad con el problema palestino. Lo cierto es que Israel, está construyendo viviendas a toda velocidad en territorio palestino, desafiando la legalidad internacional, con un corrupto dirigente palestino entretenido en negociaciones en hoteles de lujo. Obama iba reformar la sanidad. Lo cierto que más allá de la retransmisión de un debate "made in Hollywood" la reforma está encallada. Los actores contratados para controlar a Obama ya han hecho su trabajo y ahora se van: Larry Summers, un amigo de Wall Street, en economía, Rahm Emmanuel el sionista jefe de personal de la Casa Blanca, y Peter Orszag, responsable de presupuesto, un tiburón de los recortes a lo público han dimitido en los últimos meses.
Obama, el Salvador, ya no es necesario.
Ahora hace falta una figura que canalice la rabia de una clase media, que creyó en el sueño americano, que se da cuenta de que cada vez será más irrelevante y que además sido engañada y expoliada como pocas. Así que están fabricando desde hace tiempo a Sarah Palin y el Tea Party.
En España, los últimos cambios son un mero ejercicio de propaganda y relaciones públicas, impulsado por la vieja guardia de Felipe Gonzalez, que ha sido aireada con profusión en las últimas semanas por El Pais y derivados, para intentar salvar los muebles, escaños y puestos en Europa, de la debacle a la que les llevaba este chico de León. La misma táctica que con Obama, entretenernos mientras nos despluman y no lo olvidemos, conseguir el premio gordo: privatizar la Sanidad y las Pensiones, dejado únicamente un sistema de beneficencia.