09 octubre 2012

Personas

Hace unos días ,una tarde, me asome a la puerta de mi despacho y mire a las 19 personas que trabajan en mi departamento. Aplicado cada uno a su tarea delante de los monitores de ordenador. Nada extraordinario, y sin embargo por primera vez en mi vida tuve una visión distinta. Una visión en la que eran Danieles y Noas, con las preocupaciones de las enfermedades infantiles, con el abrigarlos temprano por la mañana, medio dormidos, para llevarlos al colegio ¿Progresan bien? Actividades extraescolares, para que los niños, a pesar de ellos mismos muchas veces, se formen bien. ¿Parece que se le da bien no? ¡Ah, y la alimentación: verduras, petisuis, mucho petisuis! despues idiomas, muchos idiomas, viajes que sin darnos cuenta eran enormes aventuras, angustias de la selectividad, mas cuidados, despues las compañías, la carrera y así hasta tener estas diecinueve flores de invernadero diecinueve, criadas con esmero, que ahora están de alguna manera a mi disposición, es decir de la Empresa. Hacen lo que se les requiere y lo hacen muy bien, pero ¿Ha valido la pena tanto esfuerzo? ¿Es la Empresa un instrumento útil para la sociedad que ha criado estas magnificas personas?¿Cuando esto pase sentirán ellos mismos que han valido la pena, las preocupaciones, las noches de estudio, el esfuerzo? No estoy seguro. Pero para mi despues de esa tarde nunca serán lo mismo.