13 enero 2007

La Manifestación del 13-E

Yo no quería ir a la Manifestación de hoy, yo no quiero ir a ninguna Manifestación, contra nadie, ni a favor de nada ni de nadie.

Las Manifestaciones son la expresión de la quiebra de una sociedad, de la incapacidad de sus gobernantes para interpretarla y dirigirla, del fracaso de la propia sociedad para dotarse de dirigentes capaces, honestos y comprometidos con el progreso y el bienestar de la sociedad que lideran, y también, y no menos importante, del fracaso de la sociedad, en condenar a la marginalidad, a aquellas clases o grupos de personas, cuyo único objetivo es el medro egoísta, a costa del resto de sus conciudadanos.

Cierto que la idea de progreso no es única, y pueden existir diversas posiciones, incluso muy dispares, acerca de lo que constituye el progreso y el bienestar de una sociedad. Pero pocas sociedades complejas y desarrolladas como la española, estarían de acuerdo en aceptar como idea de progreso y bienestar, el medro personal egoísta, de un grupo de individuos a costa de lo que sea, incluso la lucha fratricida, la traición en nombre de intereses a ajenos a la propia sociedad, y el debilitamiento de la sociedad en su conjunto.

El problema de la sociedad española es que no ha sabido librarse de una elite dirigente, que fracasó en el siglo XVII, amasó amargura en el XVIII, decidió en el XIX que lo que había era suyo, y lo defendió en el XX , a costa de ríos de sangre y de mantener a España en el vagón de cola de la historia. La transición, la adaptación a las reglas de la democracia formal, y la bonanza económica, los han mantenido amodorrados, pero son los mismos. Sus apellidos los delatan, y nunca, nunca han aceptado que esta sociedad no era para su uso exclusivo.

El PP, no es un partido político, es la encarnación en la esfera de la democracia formal, de los mismos métodos e intereses de esta elite en los últimos 300 años. Pero esto no significa que este grupo dirigente se encuentre solo en el PP, está en todas las esferas del poder y en otras organizaciones políticas, PSOE incluido, y sindicales.

Mientras la sociedad española no condene a la irrelevancia a este grupo y a sus objetivos, estamos irremisiblemente abocados al fracaso como sociedad moderna.

La situación actual, no es un mero incidente, es el inicio de un nuevo ciclo de odio y división con el que ya estamos familiarizados. El editorial de hoy de ABC es escalofriante, su autor, si es un hombre de bien, se avergonzará con el tiempo. Estoy seguro.

Así, que con el corazón encogido y sabiendo que soy actor-figurante más bien- en la representación de un nuevo fracaso de la sociedad española, estaré en la manifestación de hoy.