01 junio 2008

El precio del petroleo. ¿Misterio o fraude?

Una vez más el misterio. Conjuntamente con la crisis económica el precio del petróleo se nos presenta como un fenómeno de la naturaleza en las noticias de la mañana: Hoy lloverá, 100.000 muertos en China a causa de un terremoto, el petróleo a 180 dólares el barril, se espera que suba a 200 dólares, fuertes vientos durante el fin de semana…

Simplemente ocurre, no hay culpables: es la Naturaleza. En realidad nos dan más detalles de las causas reales o probables de los fenómenos naturales que explicaciones del funcionamiento de los mercados.

Sin embargo el precio del petróleo no es ningún misterio, ni se debe a ningún fenómeno natural incontrolable, ante el cual lo único que se puede hacer es paliar los daños e iniciar las tareas de salvamento y reconstrucción.

Antes de analizar los componentes del precio del petróleo, hay que señalar que este precio no se fija de forma transparente, como resultado de la libre acción de la oferta y la demanda. El precio de referencia del petróleo se fija en mercados puramente financieros, sin ningún tipo de control externo, es decir “autorregulados”: el New York Mercantile Exchange. (NYMEX) y el ICE Futures de Londres. En estos mercados denominados de Futuros el petróleo es un producto más, como el arroz o el zumo de naranja, sobre el que especular, apostar, con los mismos mecanismos: derivados, futuros, opciones, del Gran Casino Financiero Global, que están en el origen de la crisis financiera atribuida a las hipotecas basura. Se contrata una opción de compra de petróleo a 90 dólares/barril, y un futuro para vender a un precio de 100 dólares. Para mover la maquinaria y que aparezcan compradores dispuestos a pagar 100 dólares/barril o más, los “analistas” predicen un precio de 200 dólares, para lo cual utilizan todo el poder de los medios de comunicación de los que son co-propietarios, propagando rumores y exageraciones que “disparan” el precio a digamos 110 dólares/barril. De esta manera los especuladores obtienen un beneficio de 20 dólares por cada barril de petróleo, sin ninguna relación con la oferta y la demanda reales.

El poder de los especuladores es inmenso. No hay que olvidar que con la “crisis de las hipotecas basura” los más de tres billones de dólares perdidos por bancos e instituciones financieras han caído en manos de los fondos de inversión de los especuladores, que pueden por lo tanto hacer apuestas enormes para mover el mercado en la dirección que les convenga.

Es cierto que la mayoría de las predicciones fijan el “Peak Oil”, es decir el punto de máxima producción, en los próximos 5 o 10 años, con un periodo de 20 o 30 años en los cuales la producción se mantendrá constante. A partir de este periodo se iniciará un declive inexorable de la producción de petróleo y gas natural. Pero también es cierto que los costes de extracción están en el rango de los 30 dólares/barril, ya que el petróleo que consumimos en la actualidad procede en más de un 80% de yacimientos descubiertos hace 30 años, por lo tanto ¿Dónde va la diferencia hasta los más de 100 dólares/barril?

En el cuadro siguiente, publicado por un observatorio independiente, para un precio de referencia del barril de 113 dólares, 17 dólares son consecuencia directa de la especulación financiera y 24 dólares se deben a la devaluación del dólar. Es decir, asumiendo que los 32 dólares/barril debidos a la carencia de capacidad de refino y que representan el coste finaciero de construir nuevas refinerías, no incluyen un componente de especulación, el resultado es que ¡el 40 % del precio del petróleo no tiene nada que ver con el producto físico, sino con la “magia” de los mercados!

De los dos componentes puramente financieros, vamos a analizar con un poco más de detalle el denominado “Dólar debasement”, que no es ni más ni menos que el efecto de la devaluación del dólar. El hecho de que el precio de referencia del petróleo se establezca en dólares, ha sido siempre el instrumento que ha utilizado EE.UU. para recuperar, con creces, el coste de sus aventuras militares y otros excesos. Para ello bastaba con elevar el precio del barril en la cantidad adecuada y durante el tiempo necesario. Cuando se les iba la mano recurrían al primo de Arabia Saudí para corregir los excesos con un aumento de producción. El problema esta vez es que después de años de excesos en el gasto militar y especulación financiera, EE.UU. está en bancarrota siendo sus acreedores los mismos países que lo proveen de productos y materias primas: China y los países de Oriente Medio, los cuales, sabedores de lo poco que hay detrás de cada dólar, piden cada vez más dólares por sus productos y materias primas, lo que origina que EE.UU. necesite más créditos, lo que a su vez devalúa el dólar en una espiral sin fin que está produciendo ya efectos devastadores en los dos adalides de la libertad de mercado a ultranza: EE.UU. y el Reino Unido. Pronto nos alcanzará a todos.

La gestión de la espiral económica, la realizan los especuladores financieros, que actúan como cómplices necesarios de esta gran estafa, eso sí al precio de gigantescos beneficios. El problema es que estos beneficios, al igual que los que han obtenido con la crisis de las hipotecas basura, los tendremos que pagar entre todos. El coste está vez va a ser enorme, ya que diferencia de crisis anteriores la tecnología y el desarme de la sociedad ante las maniobras financieras ha permitido acumulaciones de capital y poder que probablemente producirían escalofríos al mismísimo Schumpeter.

En un artículo de Newsweek se describe a la nueva clase de los super ricos creada al abrigo de la especulación, que vive totalmente aislada del resto de la sociedad, con la que no se relaciona en absoluto si no es para obtener los servicios que necesita. Como consecuencia existe una desconexión total entre la responsabilidad por sus acciones y la compensaciones económicas a las que se consideran con derecho. Probablemente vean al resto de los mortales, no como sus semejantes sino como una especie diferente, conocida como recurso humano, que tienen que gestionar. Los traficantes de drogas pueden hacer mucho daño a muchas personas, pero la capacidad de los mercados financieros para llevar a la ruina a millones de personas no le va a la zaga en malignidad, sin que ello lleve aparejada la misma condena social, sino todo lo contrario. Quizás esto debería de ser objeto de reflexión.

La actitud de los gobiernos ante la repetición de los episodios de expolio del Capitalismo Especulativo Global, recuerda al de las cebras en los reportajes del Serengueti. Una vez que el león se ha cobrado la presa, vuelven satisfechas a su rutina de alimentarse para producir nuevas proteínas para el próximo almuerzo del león. Ninguna cebra piensa que va ser el próximo almuerzo del león, todas piensan que será la cebra de al lado, la que, como dice nuestro carismático líder “Z”, seguramente no ha hecho los deberes. ¿Ingenuidad o complicidad?