23 febrero 2007

Trabajadores

Hace treinta años, cuando empecé a trabajar en la extinta FENOSA, nos llamaban, nos llamábamos: “Técnicos”, para distinguirnos del resto, es decir los administrativos y secretarias que engrosaban el grupo de los “Empleados” y los que hacían trabajos manuales: los Obreros, que usaban el ominoso “Buzo”.

Con el tiempo y las modas, nos convirtieron, a los “Técnicos” en “Ejecutivos” y al resto en “Plantilla”. Una vez extinguida la tontería de los Ejecutivos, que sin embargo dejó como logro un tipo de calcetines, apareció en el horizonte y se instaló entre nosotros, la máxima de “crear valor para el accionista”, y en consecuencia la “Plantilla” se convirtió en “Colaboradores” y los Ejecutivos en “Equipo Directivo”. Y en esas estamos. Me reúno y motivo Colaboradores y recibo correos confidenciales dirigidos al “Equipo Directivo”.

Hoy, 7:00 h de la mañana; Plaza de Castilla, frío y viento con el odioso monumento a José Calvo Sotelo al fondo, unos inspectores de transportes de la Comunidad de Madrid, aparecieron para inspeccionar, pedir documentación, a las decenas de autobuses que llevan a la gente a la faena.

La inspectora, una vez solicitado todo el papeleo, nunca imaginé la cantidad de cosas que necesita un autobús, le preguntó al chofer por el número de trabajadores que transportaba. O sea que ni empleados, ni obreros, ni colaboradores. Así de simple: Trabajadores. La cosa quedó más clara, cuando le interrogó por la dirección de la “Fábrica”. No sé si las denominaciones las sacó del formulario que rellenaba, o nos tocó un clásico, pero la inspectora de transportes, definió aquello perfectamente: Trabajadores que transportaban a una Fábrica.

Así de sencillo, sin eufemismos. Me gustó tanto, que hasta me pareció vislumbrar algo de belleza en el adefesio del monumento a un golpista.

Un Trabajador.