15 octubre 2011

15 O Los culpables visitaron La Moncloa



 
El 15-O mucha gente va a salir a la calle. Las razones son diferentes, ya que diferente ha sido, en características y magnitud, el impacto del Capitalismo Financiero en cada país. Incluso, algunos, los denominados “virtuosos” se consideran a salvo y sus élites se aprovechan de las miserias de los “derrochadores y perezosos del sur” así que es de esperar que solo elementos “marginales” acudan a la protesta.

Pero veamos por qué debemos estar nosotros en la calle el 15 O, y nada mejor que hacerlo con cifras. Los gráficos siguientes reflejan mejor que mil discursos la situación de España.

Una deuda pública del 68,1% del PIB, inferior a las de Alemania 82,4 % y Francia 84,7 % y muy cerca de la de Holanda 63,9 %, refleja que, contra toda la propaganda, y a pesar de todos los derroches y corrupción, el estado ha invertido en los ciudadanos mucho menos que en esos países y por lo tanto no hay razón alguna para que estos vean reducida, aun más, su cuota de la riqueza nacional.


Sobre todo si se tiene en cuenta que la deuda del sector privado en España sobrepasa el 200% del PIB, de la cual los hogares, de nuevo la propaganda, solo son “culpables” de menos de la mitad. Es decir son las operaciones financieras: comprar autopistas en Canadá, aeropuertos en Inglaterra, constructoras en Alemania, operadoras de telefonía en Brasil, etc. y el Monopoly de OPAS y contra OPAS al que se dedicaron, con dinero prestado, durante años nuestra “élite” financiera y empresarial, los culpables de nuestra deuda.


Todo esto conduce a nuestro principal problema el déficit del presupuesto: El estado ingresa menos de lo que gasta para poder funcionar, y necesita financiarlo acudiendo a los mercados de capital. Aquí con una estimación para 2011 del 6,3 % del PIB, estamos en la liga de los PIGS.





Según el discurso propagandístico imperante, y que muchos ciudadanos ya hacen suyo, la razón es que hacemos mal las cuentas y debemos reducir los gastos del de Estado. Los gráficos son tozudos otra vez y muestran que España con un paro del 20,6 % bate todos los records. Es decir la ineficiencia del sector privado, la incapacidad del empresariado español, su despilfarro de estos años, y sus compañeros de viaje los Bancos, han soltado lastre y han trasferido al Estado bruscamente la carga de mantener el 1/5 de la población activa.

Si a todo esto le añadimos que, empresas como Telefónica, construidas con el patrimonio de los españoles, ahora en época de vacas flacas en casa emigran al Reino Unido, la reducción de actividad origina una reducción de los ingresos del Estado, lo que unido al aumento de las necesidades de dinero, ha incrementado el interés a pagar para conseguir financiación, tenemos la explicación de que nuestro déficit haya alcanzado el 11% del PIB.


No sería completo este análisis si dejáramos fuera a Zapatero y sus asesores que lanzaron el famoso Plan E, que nos costó 55.000 millones de Euros. Es decir aproximadamente el total del déficit público para este año.

Esta ingente cantidad de dinero solo sirvió, como demuestran las cifras del paro, para que muchas empresas y empresarios y se hicieran con un colchón para a continuación despedir a los trabajadores y cerrar la empresa.

Nada de esto es culpa de la mayoría de los ciudadanos, que no participaron en las decisiones de inversión de las empresas, ni en las de invertir en faraónicos proyectos como los de Valencia y otras ciudades , ni tampoco fueron consultados ni informados del alcance de disponer de la gigantesca cantidad de dinero que supuso el Plan E. Su primera noticia, de que algo pasaba, fueron los despidos, la reducción de salarios y pensiones y ahora del cierre de hospitales y pronto de otras cosas.

Las consecuancias de todo este proceso son dramáticas. En un estudio reciente, publicado en la revista médica The Lancet, muestra un incemento alarmante en el número de sucicidios, con Grecia a la cabeza, tanto en los antiguos como en los nuevos miembros de la UE.

Ahora que cada uno elija las razones para salir a la calle el 15-O. El quedarse en casa es, que nadie se llame a engaño, simple y llanamente, complicidad con el expolio y los expoliadores.