03 enero 2015

PODEMOS. Convertir lo Imposible en Inevitable

New Work New Culture Mural by Jack Pierpont and Soh Suzuki

Hace un año, en la entrada final de 2013, escribía que este país era una sociedad civil derrotada en estado de descomposición. 

Los síntomas de esta descomposición nos han invadido en 2014 hasta la nausea. Y la soberbia con la que se despachaba cualquier acusación de corrupción o, simple y llanamente robo, era tanto más insoportable cuanto más lejos se vislumbraba cualquier posibilidad de cambio.

Y entonces llegó mayo y estaba equivocado. La derrota no era completa, después de años de castigo, todavía había reservas de dignidad cívica y rebeldía, algo que ya se había anunciado con el 15-M y las Mareas, y por vez primera en la vida de muchos de nosotros, nuestro voto, no aparecía en el apartado “otros”. Nacía PODEMOS

Tan grande fue el susto que obligaron al Borbón cojo y viejo a hacer mutis incluida, eso si debidamente recompensada, su última amante, y a poner en escena rápidamente a un Borbón de recambio. Un tipo educado, que no ha elegido nadie, excepto la claque del palco del Bernabéu, y que quiere ser un rey cercano al pueblo. Veremos. Los Borbones lo mismo abrazan a un pueblo o una Constitución que a sus queridas y son tan campechanos que a todos tratan igual. Les dan de lado y los cambian o las engañan cuando les estorban.

Pero lo más importante, es que en mayo muchos tuvimos de nuevo, por fin, esperanza e ilusión. Esperanza de que era posible un país más justo y próspero y la ilusión, una enorme ilusión, por conseguirlo. 

Hasta aquí la historia, y hay toda clase de análisis acerca de las razones y causas de la aparición y el éxito de PODEMOS. 

Descartando las vilezas y desatinos de escribanos de a tanto el insulto, y los regüeldos de despecho de socialdemócratas de pacotilla y otra fauna de la “izquierda clásica” que llevan 25 años viviendo muy ricamente de ello entre escaños, consejos consultivos y de los otros, fundaciones diversas, financiadas con dinero público, y libros de memorias vengativos y mentirosos, todavía quedan juicios muy interesantes que enfocan el fenómeno PODEMOS bien como un puro asunto de marketing electoral y utilización avanzada de los nuevos medios de comunicación social, o bien como un fenómeno exclusivamente nacional, resultado de la incidencia de la Crisis en un país con un armazón institucional débil, apenas democratizado, y una estructura productiva disfuncional, basada en gran medida en la apropiación privada de lo público a través de la colonización de todas las instituciones. Y ello fundamentalmente, pero no únicamente, a través de una corrupción sistémica.

Ambos aspectos son ciertos, condiciones necesarias pero no suficientes, para explicar por si mismos que, de la nada, hoy PODEMOS aparezca como segunda o tercera fuerza a nivel estatal y, más sorprendentemente, en posiciones parecidas en Cataluña y en Euskadi. En este último territorio, arrebatándole, sin ninguna figura conocida, el puesto a la izquierda abertzale. 

Es verdad que son solo encuestas y qué el voto es otra cosa, pero lo que resuelta innegable es la existencia de una tendencia de fondo y que PODEMOS ha sabido interpretarla y explicitarla de forma convincente. 

¿Cuál es esta tendencia de fondo? Para dar respuesta a esta pregunta tenemos que abandonar la visión exclusivamente nacional y coyuntural. 

Lo que está ocurriendo, un fenómeno común a todos los países de Europa Occidental y también EE.UU., es el pico de una onda de largo recorrido que se inició a finales del siglo pasado con la denominada Tercera Revolución Industrial: La Era de la Sociedad de la Información. Un pico resultado de tres procesos concatenados: la aceleración del desarrollo, en el último lustro, de las comunicaciones y la automatización que combinada con la capacidad para almacenar y analizar cantidades de ingentes de información, ha producido avances espectaculares en inteligencia artificial, reduciendo la necesidad de una gran cantidad de mano de obra. Los mismos desarrollos han permitido un segundo proceso: el desplazamiento de la producción, todavía no automatizada, a países con condiciones laborales de semiesclavitud , dispuestos a aceptar niveles de contaminación inconcebibles en Occidente, y por último la explosión de la burbuja financiera, resultado del intento de compensar por la vía del crédito indiscriminado al consumo y la especulación inmobiliaria la reducción real de capacidad adquisitiva y productiva, minando la capacidad de intervención de los estados para controlar las finanzas y corregir los desequilibrios en el reparto de la riqueza. 

Este pico en la evolución de la Tercera Revolución Industrial, ha desencadenado en toda Europa, si bien de forma muy especial en los países del Sur, que el desempleo o el subempleo alcance a capas de la clase media, con formación y conocimientos especializados, que hasta ahora se consideraban a salvo. Es la clase media, la que ahora considera un privilegio que la exploten en un trabajo estable a tiempo completo. El temor e inseguridad de las clases medias ante su futuro y el de sus hijos, en un modelo productivo que necesita cada vez menos de sus servicios y puede establecer las condiciones y el valor del elemento central de su vidas: el trabajo, es la que los empuja a la protesta política como último recurso para evitar la marginalidad. Es un acto desesperado. Es la revolución de la burguesía asalariada de Slavoj Zizek. 

Una expresión de esta protesta es la campaña de demonización de aquellos grupos sociales como las personas con baja formación, los mayores de 50, las personas con algún tipo de enfermedad o limitación, etc. cuyo valor laboral se considera ya nulo y su recuperación para el mercado de trabajo como no rentable. No es la sociedad la que tiene la culpa de su desgracia, son ellos mismos: perezosos, ignorantes, inmorales, sanguijuelas de los servicios públicos y que solo merecen, como mucho, la beneficencia. Es un proceso de pseudoespeciación, para crear una clase terminal, los CHAVS del Reino Unido, a la que podamos ignorar sin remordimientos. No son como nosotros: la clase media.

Esta clase terminal, objeto de burla en “reality shows”, alienada, desmoralizada y , con frecuencia, en condiciones extremas de pobreza, no participa de forma activa en el proceso político, y su existencia es aceptada cada vez con mayor naturalidad como chivo expiatorio y justificación de la reducción de los servicios públicos. 

En España tenemos el “que se jodan” de la diputada del PP, la acusación de gastar las ayudas en pantallas de plasma, el alcalde del PP de Vitoria o la Vicepresidenta del Gobierno acusando a medio millón de desempleados de cobrar el subsidio fraudulentamente. Pero procesos similares y más virulentos se están produciendo en otros países.

Las clases medias son un grupo heterogéneo, presa fácil de movimientos de tipo nosotros y ellos, lo que explica que la expresión de su protesta sea también el auge de la xenofobia y la intolerancia, centrados en el anti-islamismo: Francia Le Pen y Alemania PEGIDA, pero también hay otros más ecuménicos, que rechazan lo extraño sin más: Liga Norte, países nórdicos, UKIP en el Reino Unido y un largo etc. que incluye la brutalidad policial impune contra los negros en EE.UU. 

En este contexto de revolución de las clases medias, con una sociedad cada vez más desigual, como consecuencia del aprovechamiento, casi exclusivo, por parte de una élite de los beneficios de la tecnología y el conocimiento y dividida entre unos pocos que tienen y deciden y los muchos que no tienen y son meros recursos humanos sin apenas capacidad de decisión sobre sus vidas, el acierto de PODEMOS ha sido utilizar esta división como elemento aglutinador. Se trata de los de abajo y los de arriba un concepto que permite articular y organizar a un colectivo transversal en aspectos como creencias, cultura, posición en la escala social, que comparten algo en común: son objeto de explotación, en mayor o menor medida, recursos de usar y tirar. El objetivo es luchar por un nuevo contrato social que restablezca el equilibrio y asegure un reparto más justo de la enorme riqueza generada por el desarrollo científico y tecnológico. 

Un objetivo que puede ser compartido por las clases medias y permite la incorporación de los CHAVS al proceso político. Una transversalidad cultural que hace PODEMOS atractivo a amplios sectores de las sociedades catalana y vasca. 

Las características de la élite, central en el Capitalismo de la era de Sociedad de la Información, menos de un 10 % de la sociedad, que detenta el poder real al margen de las instituciones democráticas y una parte desproporcionada de la riqueza, varia de país a país aunque su función sea idéntica en todos ellos. El identificar esta élite es hacerlo con el enemigo, algo clave en cualquier guerra. 

En España PODEMOS identifica la élite con el grupo sin escrúpulos ni apego por su país, que con la colaboración de una tecno estructura leguleya, educada en el neoliberalismo, insertada como quinta columna en la administración pública, y la complicidad culpable e interesada de la mayoría de partidos y sindicatos, explota el país como su finca particular y, si es necesario para sus intereses, actúa contra su propio país, como élite subordinada a los intereses de otros países, en particular Alemania, y organizaciones internacionales o empresas multinacionales y le llama la Casta. Son el enemigo del 90%. Hoy forma parte del vocabulario político de todos los partidos.

Hasta ahora el éxito de PODEMOS se basa en haber capturado la tendencia de fondo e implicaciones de la etapa actual de desarrollo del Capitalismo, y haberla enunciado y articulado en conceptos sencillos, para iniciar el proceso de movilización. 

Pero esto solo es el principio, queda la tarea de plasmar estos conceptos en soluciones prácticas para implantar en el gobierno y confrontar con los poderes económicos. La propuesta económica de PODEMOS responde a esta necesidad y contiene aspectos clave como la restructuración de la deuda, y el objetivo de implantar por etapas una renta básica universal. Pero también otros, quizás menos debatidos, como la reducción de la jornada laboral, la reducción de la edad de jubilación, el incremento de la intervención del Estado, reforzar la infraestructura social y la relación con el Tercer Sector, que van en la dirección que personajes tan alejados de postulados izquierdistas como Larry Summers, Jeremy Rifkin o Krugman, consideran ineludibles para lidiar con las implicaciones de la Tercera Revolución Industrial, y la globalización de la producción, cuyo éxito produce cada vez más desempleo, sin que aparezcan nuevas fuentes de empleo como consecuencia del crecimiento económico. 

Será una guerra larga, que contra lo que pronosticaban algunos, puede iniciarse por el Sur: Grecia, España, Italia, Portugal, pero con posibles aliados como Irlanda e incluso otros, insospechados, como Bélgica que están empezando a ver como se resquebraja su burbuja de bienestar. 

Lo importante, además de propuestas viables y resultados es no cejar hasta conseguir una autentica victoria. Neil Kinnock, líder laborista inglés, confesaba que, después de la finalización de las huelgas mineras, “en gran medida firmamos un tratado de paz porque no fuimos conscientes de que ellos no lo hacían” No hay que cometer el mismo error. 

El pasado verano en una entrevista a Larry Summers le preguntaban si veía posible en EE.UU. desarrollos legislativos para combatir la desigualdad creciente y el desempleo. La respuesta fue negativa, pero añadió que con frecuencia se producen desarrollos sociales que convierten lo imposible en inevitable. PODEMOS puede ser uno de ellos.