02 enero 2007

A Mercedes

Mercedes es mi madrina, lo que es una especial relación, al menos en Galicia.

Mercedes es una mujer de coraje, de las que emigraron a Inglaterra, a trabajar donde los ingleses no querían, y allí, limpió desde llagas de ancianos a huevos en una granja, un asunto exótico para mí en aquel entonces

Al cabo de dos años, si sobrevivía, al emigrante le daban la Carta de Libertad y alcanzaba un estatus superior que le permitía elegir la casa donde hacer la limpieza, o incluso donde fregar los platos. Mercedes, llegó a más y entre turno y turno de noche fregando en un hospital, limpiaba una Sinagoga. El rabino era un señor muy bueno y muy formal, que le decía que todos teníamos el mismo Díos, y quizás por eso, le regateaba hasta el último chelín, cuando después de fregar la Sinagoga, Mercedes, que para eso tenía la Carta de Libertad, limpiaba la casa y los mocos de los niños, nueve, de la numerosa familia del rabino.

Mi madrina, aguantaba los dolores, de tanta Libertad, a golpe de Optalidon, hasta que decidieron que lo bueno que tenían las pastillitas rosadas, era droga y así dejaron a Mercedes con Libertad y con dolor.

Pero ya dije que Mercedes es un mujer con coraje, así que se inventaba pócimas con una “capotee” y ritos mágicos con “panos quentes” y así siguió trabajando de lo lindo, hasta que la jubilaron, con dos pensiones que no menciono, para que no haya una estampida de currantes hacia la pérfida Albion. Le pagan cada quincena, que los ingleses son muy suyos. Lo dice Mercedes, y será cierto, ya que de ingleses Mercedes sabe más que nadie, aunque ella no lo sepa.

Mercedes, entre Optalidón y Sinagoga, acumuló mucha amargura dentro. Y tiene derecho a ella, aunque a veces nos pese por decirlo suavemente. Yo admiro el coraje de Mercedes, de mi madrina, que hoy sigue entre dolores, aguantando lo que venga por designio divino, como dice ella, mirando hacia el techo de su habitación en la enfermería.

¿Por qué cuento todo esto?, la razón es que Mercedes me contó un chiste, el chiste del que se acuerda y que resume mejor que muchos libros el sentido de la Vida: Estaba un paisano cogiendo fruta subido a un manzano, y de pronto se rompió la rama en la que estaba subido. En lugar de caerse al suelo y romperse la crisma, el paisano se quedó enganchado en una rama por el cinturón. Cuando se recuperó del susto dijo: ¡Gracias a la rama que la voluntad divina estaba bien clara!

¡Feliz Voluntad Divina amigos!

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