Viaje a Roma. Una manifestación de inmigrantes rodea las calles en torno al Coliseo. Africanos, hindúes, asiáticos. Las mismas piedras que contemplaron los esclavos que divertían a los romanos, ahora ven pasar a sus herederos que hacen el trabajo sucio por nosotros. Un día oscuro y lluvioso, los paraguas medio rotos, la ropa raída, refuerzan el dramatismo de la escena. Piden trabajo y vivienda, ni más ni menos, en pancartas en italiano. Agrupados por razas, colores o naciones, gritan los eslóganes en su idioma. Esto confirma mi sospecha de que los gritos en las manifestaciones son más para enardecer al que los profiere, que para comunicar el objeto de la protesta.
Los conductores, al principio, esperan pacientemente el desbloqueo de las calles. Pero son muchas razas, suena algún bocinazo, los motociclistas pie a tierra se impacientan, el taxista que me lleva, llama a un colega por la ventanilla, dice algo que suena a canción del festival de San Remo, pero la canción es: “questa cosa solo succede in Italia”. Me temo que "questo e vero” solo por ahora, pero quizás pronto tengamos lo mismo por aquí con otros acentos, razas y colores.
Es el mismo tratamiento informativo que con la crisis económica. Hay un cambio de ciclo. Como un terremoto, como la erupción de un volcán. Imparable, impredecible. Resignación, a apretarse el cinturón, que viene la recesión. El gran triunfo del Capitalismo, es haberse convertido de ideología en cosmología. Pero tres billones de euros tres, han cambiado de mano y no por un fenómeno de la Naturaleza precisamente. Continuará…..