¿Quimeras?
¿El Borbón está tonto o no? Sin descartar totalmente lo
primero, esta familia lleva siglos criando lumbreras, parece más probable lo
segundo, cuando califica, sin nombrarla, de quimera el deseo de independencia
de Cataluña y por extensión de Euskadi, parece que el Rey se ha decidido por alinearse con las fuerzas rancias del Imperio. Ahora ya está claro que el Rey no es
neutral en relación con los deseos de una parte de los ciudadanos, por muy democrática
y pacíficamente que se expresen. Una
metedura de pata en toda regla que inhabilita a la Monarquía como arbitro. Su cuñado Constantino, se equivocó apoyando a
los golpistas griegos y tuvo que salir tirando, el 23 F parecía que había aprendido
la lección, ahora, quizás al desaparecer la Reina de la escena, el Borbón se ha
dedicado a lo que mejor saben: derrocarse solos.
Galicia observada. Una oportunidad.
Me ha sorprendido en un viaje reciente a Bruselas lo
enterado que estaba todo el mundo de nuestros asuntos. Tanto que me preguntaron
por las elecciones en Galicia. ¿Cómo era? ¿Ganaría el partido de Rajoy?. No salía
de mi asombro. Europeos de la Capital interesados en el voto de un rincón
insignificante. Empecé por lo del verde
y la comida, o sea los clásicos, pero querían saber que pasaría si perdía el partido
de Rajoy. Aquí me quedé sin palabras, mi inglés no llega para explicar que en
Galicia nunca pasa nada, la acidez del terreno corroe e inmoviliza todo lo que
toca.
De vuelta en el avión pensé: ¿Y si pasara? ¿Y si el partido
de Rajoy sufriera una derrota estrepitosa? Debí de sonreír, porque el vecino de
asiento me miró. Me quedé dormido soñando que ahora, que por una vez alguien
nos mira, el voto de un puñado puede hacer más por cambiar el rumbo de las
cosas, que decenas de multitudinarias manifestaciones. Y es que con esto de los votos los europeos
te son muy mirados.
¡Venga animarse!