Hay algo en nuestro diseño genético que provoca que cuando
una situación nos abruma de modo insoportable y no vislumbramos esperanza
alguna, reaccionemos desactivando todas
las defensas entrando en un estado de pasividad extrema. Un libro que recoge conversaciones grabadas a
soldados alemanes en campos de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial, describe
su asombro ante la pasividad con la que los judíos guardaban cola durante
horas para llegar al pelotón de ejecución. Incluso, cuando, al llegar la noche, el pelotón interrumpía su “tarea” para descansar, los judíos permanecían en sus
puestos.
Este comportamiento de los humanos no ha pasado inadvertido,
y es el fundamento de la doctrina del shock: presión abrumadora y repetición
constante de que no hay otro camino que liberarse frente al pelotón de
ejecución. El funesto “es lo que hay”.
Para revertir la situación, es por tanto imprescindible
aguzar nuestros sentidos, activar nuestras defensas, y convencernos de que hay solución.
Cuando hay niños que se desmayan en los colegios porque en
sus casas no hay para comer, cuando madres normales se prostituyen en casa para
llegar a fin de mes, cualquier camino
debe de explorarse.
Es una situación de guerra, y por lo tanto no se pueden
aplicar las reglas del tiempo de paz. Sin pasar por alto la campaña de “pseudospeciation”,
alentada por la prensa alemana en
general, no solo los tabloides, que atribuye a los sureños todas las características
negativas que los alemanes más desprecian, para convertirlos en una especie diferente
y hacer así aceptables los sufrimientos que se infligen, no debemos caer en el
error de demonizar a la Sra. Merkel o a los alemanes, lo que solo contribuiría a
reforzar su prestigio y cohesión, sino recordar que únicamente repiten por
enésima vez su intento de hegemonizar Europa, y usar todas las armas,
convencionales y no convencionales para defendernos.
Hace tiempo, que en este blog venimos anunciando la
inviabilidad de devolver todo lo que debemos y que una quita considerable es
imprescindible. Los acreedores deben afrontar los resultadsos de haber invertido su
dinero sin control alguno. Esto solo es posible abandonando el Euro y poniendo
a Alemania frente a las consecuencias de sus decisiones. Ya hemos argumentado
en repetidas ocasiones que la salida del Euro no es imposible, ni representaría
para España una catástrofe, desde luego no mayor que la situación actual, y nos
permitiría tomar las riendas de nuestro destino, por un camino difícil pero con
esperanza. Precisamente lo que quieren que abandonemos aquellos que se benefician
de la situación fuera y sus cómplices en casa.
Pero además, nuestra pertenencia a la Unión Europea debe
ponerse en cuestión . No es solo que no tenga
sentido seguir en una Unión Europea que muestra más piedad por el Tercer Mundo
que por sus ciudadanos más débiles y nos
somete a una política, que desintegra y corrompe la sociedad española y cuyo
objetivo declarado, según el consejero de Merkel Prof. Juergen Dongen, es
convertirnos en un protectorado alemán, para repartirse los despojos y así recuperar
su dinero sin tener que enviar a sus nietos al Sur como amenazaba el profesor Hans
Werner Sinn, director del muy influyente IFO (Instituto de Estudios Económicos),
es que hoy la UE es un ejemplo de falta de democracia, donde personajes como
Draghi, Barroso o Van Rompuy que no han sido elegidos por los ciudadanos
deciden sobre sus destinos.
Cualquier programa político,
cualquier promesa de salida de la crisis, debe de incorporar como premisa la
salida del Euro y una revisión de nuestras condiciones de adhesión a la UE. España tiene el peso demográfico y económico
para hacerlo. Es un proyecto común que nos hará sentirnos orgullosos de
nosotros mismos, un paso fundamental para iniciar cualquier empresa difícil. Aviso
a los que consideren esto un programa radical, que las consecuencias de no hacerlo
lo serán mucho más. El resto solo eslogan
vacios y oportunismo.
Los ciudadanos concienciados, según Kissinger "conocen
las técnicas de llevar la gente a las plazas, pero no saben qué hacer con ella
cuando está allí. Y todavía saben menos que hacer cuando han ganado…..Esta
gente puede marginalizarse fácilmente porque sus estrategias pierden
efectividad con el tiempo” Un análisis correcto ya que estos ciudadanos no
ponen en cuestión los fundamentos del modelo, solo sus consecuencias, y por lo
tanto carecen de una narrativa propia. Es la historia del 15M. La salida del
Euro es lo que hay que hacer.