En octubre de 2011 publiqué la segunda entrada de lo será un
proceso irreversible a lo largo del próximo lustro: La independencia de Euskadi
y Cataluña o, en el mejor de los casos,
una reorganización radical del Estado
Español. La Diada de 2012, se recordará como el punto de no retorno de este proceso. Los nacionalistas de Euskadi y Cataluña lo saben y por eso ahora modulan el lenguaje,ver declaraciones de Otegi, para faciltar la despedida.
Todos los procesos de reunificación o separación en estados
plurinacionales o pluriculturales han necesitado dos componentes: la existencia
de identidades culturales diferenciadas y un conflicto económico entre ellas.
Y es, que lo único que
parece haberse interiorizado en el ser humano de forma instintiva-estable- como célula de
convivencia es la tribu homogénea, todo lo demás son construcciones culturales
que duran lo que permanecen las ventajas económicas de la colaboración
extendida más allá del ámbito tribal. Cuando estas ventajas se desvanecen el
retorno a la tribu es la consecuencia inevitable. Algunas civilizaciones, Japón es un buen
ejemplo, han logrado crear sociedades homogéneas muy numerosas, extendiendo así
la estabilidad de la tribu a todo un país.
Después de la II Guerra Mundial, al
contrario que en la Primera, se favorecieron las migraciones para que las
nuevas naciones estado fueran lo más homogéneas posible. Esto supuso sacrificios
y penalidades sin cuento, pero allí donde, por diversas razones, este proceso
no se llevó a cabo, como los Balcanes o el Cáucaso, tan pronto como la situación económica se
desestabilizó, se han desencadenado situaciones terribles de todos conocidas.
Otras, como el irredentismo de los húngaros en la Transilvania rumana o en Eslovaquia, están latentes con roces
constantes.
La agitación del independentismo en Flandes, se produce
cuando Valonia deja de ser el motor económico de Bélgica para pasar a ser una
región pobre y subvencionada, el arreglo del Ulster tiene lugar cuando la
crisis industrial y el declive del Reino Unido se lleva por delante su pujante
industria naval, y lo sume en la pobreza mientras al lado florece el Tigre
Celta. El movimiento separatista del
norte de Italia, la patria del nacionalismo italiano, coincide con la
agravación de la crisis económica.
Las sociedades pluriculturales, a pesar de todas sus ventajas
y riqueza, son una construcción muy frágil amenazada continuamente. De ahí la
obsesión de las grandes naciones e imperios pluriculturales en crear
imaginarios comunes que aseguren la cohesión. EE.UU. es un ejemplo vivo de este
esfuerzo.
En el caso de España, ha fracasado la creación de un imaginario común y se ha dejado claro que la Constitución no es modificable, asi que la crisis económica y posiblemente
existencial, si finalmente nos rescatan, del país, es el término de la ecuación que faltaba para
que las sociedades de Euskadi y Cataluña, consideren que es más ventajoso
continuar el camino solas. No importa que la decisión carezca de lógica
económica, ya se ha demostrado que en este terreno las sociedades pueden ser
terriblemente ilógicas, es la sensación de caminar hacia algo diferente, nuevo,
con aquellos con los que de un modo u otro te sientes identificado: la tribu. Cuando
Thelma y Louise aprietan el acelerador hacia el despeñadero, no esperan la
solución de sus problemas, pero se sienten unidas, y sobre todo están seguras
que lo que dejan atrás no vale la pena.
Por eso, una vez desencadenado el proceso de separación, todos los razonamientos basados en el interés
carecen de sentido y solo una conversación a veces absurda, repetitiva e
interminable, como la que se mantiene con el suicida en la cornisa, puede tener
alguna posibilidad de éxito. Claro que para que esto ocurra hay que estar manos
de alguien con el deseo de salvar y desgraciadamente ese no es el caso, así,
que queridos amigos parece que la suerte esta echada. Solo faltan lugar, fecha
y signatarios.