En 1994 un biólogo Jack Cohen y un matemático Ian Stewart
publicaron The Collapse of Chaos, con
el subtitulo: “Descubriendo la simplicidad en un mundo complejo” con una
aproximación original a la entonces en boga teoría del caos.
En esencia, sostienen que la complejidad de todos los
fenómenos naturales, la vida, el Universo en suma, obedece a leyes físicas o
procesos muy simples, repetidos o combinados en formas diversas. La física hace
tiempo que avala esta proposición: La ley de la gravitación universal, la
teoría de la relatividad especial o las ecuaciones de Maxwell son de una gran
simplicidad y sin embargo gobiernan la mecánica celeste y la tecnología de
nuestra civilización. Otro tanto ocurre en biología: es la combinación de
cuatro elementos la que forma el código genético de todos los seres vivos. ¡La
infinita variedad de la vida en la tierra, se expresa con un idioma de solo
cuatro letras!
El último descubrimiento, parece que muy prometedor, en la
lucha contra el cáncer atribuye la virulencia y la resistencia de la enfermedad
a los tratamientos, a células madre, es decir aquellas que están el origen de
todas y cada una de la partes de los seres vivos. Nada de mecanismos extraños, de
nuevo la sencillez: el mismo proceso que crea la vida sirve para su aniquilación.
¡Que tremenda paradoja!¿Cómo distinguir entonces lo salvífico? Cuando
encontremos la respuesta a esta pregunta, será de la misma terrible sencillez:
Vida y Muerte no son conceptos distintos en la Naturaleza, son solo una creación,
una fantasía, del cerebro hipertrofiado de un mono loco que no se considera parte
de ella.
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