13 noviembre 2014

Cataluña. Problema y Oportunidad





Este no es país de componendas. Nos gastamos la fortuna de América combatiendo herejías, y en casa expulsamos lo que hizo falta: moriscos, judíos, jesuitas (varias veces) para mantener una esencia y unidad patrias que a fuerza de ortodoxia y limpieza se han quedado en nada. 

Nuestros “Poderosos”, como los llamaba en “Spain” el historiador Raymond Carr, han llegado a la conclusión que lo de Cataluña es imparable, así que, siguiendo la tradición, se aprestan a establecer de nuevo la limpieza de sangre de los que quedan, exacerbado el rechazo a Cataluña y la discordia. Se tratar de crear un frente unido frente a los extraños: ahora los separatistas. No piensan, como nunca lo han hecho, en lo que queda, sino en lo que se quedan. 

Después de la intervención de hoy de Rajoy y si, finalmente, la Fiscalía del Estado solicita la imputación del presidente Mas y otros miembros de la Generalitat, estará claro que los “Poderosos” tienen a Rajoy como rehén. Son su último apoyo y lo tienen cogido por los SMS. 

Por su parte, Mas y CiU cabalgan, desde hace tiempo ya, un caballo que no controlan, pero que les ha servido para sobrevivir e instalar en Cataluña el convencimiento de que la crisis es culpa de España y no de su 3% y sus cuentas en Suiza. 

Karl Kraus afirmaba que “El nacionalismo es un hervidero en el que se incrusta cualquier otra idea”. En este caso la indignación ante la situación de descomposición de la cosa pública y la falta de esperanza en una vida mejor, en sectores importantes de la clase media catalana, son las que se han incrustado en el ideal nacional. Un ideal nacional que, cual agujero negro, se alimenta, crece y aumenta su fuerza gravitatoria con cada ofensa real o figurada de Madrid. Es un proceso incontrolable desde fuera del propio agujero.

En esta situación, es difícil esperar un comportamiento racional y todo es posible. 

Pero, tanto si se modifica la Constitución y se logra un acuerdo in-extremis para evitar la independencia, como si ésta, finalmente, se produce, España será un país distinto. Bien con una parte significativa de sus ciudadanos cuya lealtad se ha comprado con privilegios que se niegan a los otros, o bien un país mas pequeño, reconcentrado en si mismo y rencoroso con los que le han arrebatado su grandeza. En ambos casos habría un ganador: los nacionalistas españoles que instrumentalizarán la situación para controlar “su” España.

Solo una idea transversal a toda la sociedad podría evitar este escenario y, con el tiempo, restañar las heridas. Esta idea es una regeneración de la vida pública, excluyendo de la misma a los que nos han traído hasta aquí, que haga de España un proyecto atractivo, donde la existencia de culturas distintas no sea utilizada de manera bastarda, sino como una muestra de nuestro éxito en crear una sociedad plural.

Ernest Renan, tan discutible por muchas de sus ideas, daba en el clavo cuando afirmaba en 1882 en su Conferencia de la Sorbona que “haber hecho grandes cosas juntos, querer seguir haciéndolas aún, he ahí las condiciones esenciales para ser un pueblo”

Hemos hecho grandes cosas, sin duda, el querer seguir haciéndolas juntos requiere objetivos ambiciosos: Expulsar del poder a una élite corrupta, recuperar la autoestima como españoles y alumbrar una nueva moral pública no es pequeña empresa. PODEMOS puede ser un instrumento para llevarla a cabo.

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