Desastre, ya empezamos, rezongaran los que quieren mantener
el optimismo. Si ellos, los optimistas, ven razones para serlo, estoy seguro
que podrán desmentir fácilmente mis presagios, así que no hay peligro de que
mis palabras les inquieten.
En realidad, estoy totalmente seguro, ninguno de los que
tienen sobrados motivos para ser optimista, tendrá la menor noticia de estas
letras. El resto, creo que son como bañistas, en el último rincón elevado de
una playa cada vez más diminuta, confiados en que no les llegará la marea. Lo
desean tanto, que están seguros, a pesar de las marcas en la arena, de que todo
pasará y no se mojarán. Se equivocan y tendrán
que salir corriendo con lo puesto.
Es esta una sociedad aterrorizada de perder lo conseguido,
pero que no quiere luchar por mantenerlo, solo que vuelva sin más: como las
golondrinas. Una sociedad civil derrotada
y en estado de disolución. Los síntomas: Aguanta mentiras, corrupción, prepotencia,
y humillaciones en la cola del paro, en el trabajo precario, acepta vivir de la
caridad sin que sus gobernantes se inmuten, soporta que sus hijos vayan
hambrientos al colegio y en el colmo de las ofensas, ahora tendrá que dar a luz
a hijos tullidos para pasearlos después como mendigos, objeto de la caridad de
los dueños del Cortijo.
No veo recursos de regeneración en esta sociedad. Todo ha sido
corrompido. Así, que es difícil esperar reforma alguna desde dentro del sistema.
El cambio debe de ser revolucionario, si
queremos deponer a los cortijeros que llevan 300 y más años exprimiendo a este país,
y terminar el trabajo iniciado en 1936.
Ya sé, ya sé. La ética, la moral, los principios, la paz, pero
primero la justicia aplicada a los tiranos. No conozco ninguna sociedad que
haya conseguido derrotar a los tiranos, y nuestros cortijeros lo son, con buenas
razones.
¡Os deseo un Revolucionario 2014!
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