28 diciembre 2013

Deseos para 2014


Esta vez no voy a esperar a fin de año. No es necesario. Sé que a muchos, de mis pocos lectores, no agradan  los pronósticos pesimistas, pero como, hasta la fecha, no me he equivocado demasiado aquí seguiré, aunque solo sea para que quede constancia de que no todos estábamos ciegos ante el desastre.
Desastre, ya empezamos, rezongaran los que quieren mantener el optimismo. Si ellos, los optimistas, ven razones para serlo, estoy seguro que podrán desmentir fácilmente mis presagios, así que no hay peligro de que mis palabras les inquieten.
En realidad, estoy totalmente seguro, ninguno de los que tienen sobrados motivos para ser optimista, tendrá la menor noticia de estas letras. El resto, creo que son como bañistas, en el último rincón elevado de una playa cada vez más diminuta, confiados en que no les llegará la marea. Lo desean tanto, que están seguros, a pesar de las marcas en la arena, de que todo pasará y no se mojarán.  Se equivocan y tendrán que salir corriendo con lo puesto.
Es esta una sociedad aterrorizada de perder lo conseguido, pero que no quiere luchar por mantenerlo, solo que vuelva sin más: como las golondrinas.  Una sociedad civil derrotada y en estado de disolución. Los síntomas: Aguanta mentiras, corrupción, prepotencia, y humillaciones en la cola del paro, en el trabajo precario, acepta vivir de la caridad sin que sus gobernantes se inmuten, soporta que sus hijos vayan hambrientos al colegio y en el colmo de las ofensas, ahora tendrá que dar a luz a hijos tullidos para pasearlos después como mendigos, objeto de la caridad de los dueños del Cortijo.
No veo recursos de regeneración en esta sociedad. Todo ha sido corrompido. Así, que es difícil esperar reforma alguna desde dentro del sistema. El cambio debe de ser revolucionario,  si queremos deponer a los cortijeros que llevan 300 y más años exprimiendo a este país, y terminar el trabajo iniciado en 1936.
Ya sé, ya sé. La ética, la moral, los principios, la paz, pero primero la justicia aplicada a los tiranos. No conozco ninguna sociedad que haya conseguido derrotar a los tiranos, y nuestros cortijeros lo son, con buenas razones.

¡Os deseo un Revolucionario 2014!

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