30 enero 2015

Sobre el triunfo de SYRIZA



Sin duda alguna el resultado de las elecciones griegas va a marcar un antes y un después en la política europea.

Sin embargo, ni los que se inquietan por la victoria de SYRIZA, ni los que ven en ella el inicio de un proceso de recuperación de la soberanía por parte de los pueblos, están valorando suficientemente la importancia de los resultados de Amanecer Dorado. No es solo que se haya convertido en el tercer partido del país, sino que además consolida su voto y ello a pesar de que muchos de sus dirigentes están encarcelados por actos de violencia.

Es de una extrema gravedad que el tercer partido en Grecia, un país de la Unión Europea, sea un grupo neonazi. Y es en este contexto, con un país en situación de emergencia humanitaria, en el que hay que situar la elección del Partido de los Griegos Independientes como socio de gobierno.

Se dice que el papel de Amanecer Dorado en el gobierno va a ser irrelevante, pero esto es algo que en lugar de debilitarlo puede fortalecer su posición, al permitirle, fuera del radar de las instituciones, radicalizar sus propuestas para aumentar su influencia en una población cada vez mas desesperada. Una influencia que puede conducirlos a la victoria si SYRIZA fracasa, porque lo que parece evidente es que, a pesar del resultado electoral, ningún partido “moderado” reemplazaría a SYRIZA.

La situación de Europa no puede ser más endiablada. Una solución europea al problema griego y en distinta medida el portugués y el español, requiere de una dosis de generosidad y de una grandeza de miras por parte de Alemania, y su cortejo de países virtuosos, que la aparición de movimientos xenófobos, de reconcentración en lo propio, en todos estos países pero también en Francia hacen muy difícil.

La preocupación por PEGIDA en Alemania es máxima ya que confluyen un movimiento populista con raíces étnicas con la teorización académica de un grupo de distinguidos profesores de Universidad, que forman el partido anti europeísta Alianza por Alemania (AfD). Un coctel explosivo en la historia de Alemania.

La radicalización y el tono de desprecio hacia Grecia, los insultos y la burla de los griegos en la prensa alemana son terribles. No solo por su virulencia sino por su generalización. Es difícil encontrar la menor autocritica, análisis sereno ni siquiera compasión por los griegos.

Una ceguera incomprensible si no se tratara de Alemania.

No es que Alemania sea la culpable de la situación en Grecia, ni tampoco de la de España o Portugal. Los principales culpables, con características y comportamientos distintos, son las élites mediocres y corruptas de estos países. Pero son unas élites a las que Alemania alimentó y corrompió en su propio beneficio durante los últimos 25 años.

Hoy Europa carece de liderazgo. Alemania, a pesar de toda la contrición de sus terribles pecados, no tiene ninguna autoridad moral para pedir a nadie confianza en sus recetas y mucho menos sacrificios.

Resulta trágico que sea un socialdemócrata alemán, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz el que haya aparecido en primera fila descartando cualquier negociación de la deuda con Grecia. Pero no solo eso, violando todas las normas de cortesía y respeto hacia un jefe de gobierno, declaró en Alemania que le iba a "cantar las cuarenta”.

Según el Bundesbank el gobierno de un país debe de honrar los contratos firmados por otro gobierno, cuando fueron los contratos firmados por la Republica de Weimar los que le fueron perdonados en 1953, pero no solo eso, países como Grecia renunciaron a compensaciones por daños de la Segunda Guerra Mundial. Y más recientemente, cuando el esfuerzo por la reunificación lo hizo necesario, se saltaron las reglas de déficit que Alemania misma había impuesto a los otros socios.

Sin la autoridad moral de alguno de los grandes países de Europa, la UE no es un proyecto viable a medio plazo y el resultado de las elecciones en Grecia son solo un hito más en un declive que parece inevitable.

Alemania ha tenido, y todavía tiene, una oportunidad de convertirse en el líder de Europa, mostrando la misma generosidad con la que se ha pasado página sobre sus crímenes. Una generosidad además egoísta si quiere beneficiarse de un mercado próspero de 300 millones de almas.

Aunque hay que admitir que la historia no ayuda al optimismo. En 1877 Dostoiesvski en su Diario de un escritor escribió sobre el problema universal del alemán lo siguiente: “Alemania solo reconoce una única tarea que siempre tuvo y siempre tendrá. Es su protestantismo”. Karl Lowry en su Diario de la vida en Alemania antes y después de 1933 anota: “[Los alemanes] nunca tuvieron seguridad en si mismos, siempre necesitaron a un enemigo, incluso a un chivo expiatorio para poderse definir a si mismos”

Es escalofriante ver la actualidad de estas observaciones. Continuará....

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