La exhibición de primeros planos de sus restos, ensangrentados y deformados por golpes y disparos, en las portadas de la prensa nacional e internacional, me parece intolerable y repugnante.
Una vez pasada la orgia inicial, no creo que muchos libios se sientan orgullosos de estas fotos, como creo que pocos italianos lo estarán de las de Mussolini y Clara Petacci colgados por los talones.
¿Qué principio ético-moral de nuestra cacareada civilización occidental justifica esta barbaridad?
¿Qué esperamos conseguir? ¿Inspirar temor a dictadores en activo o en potencia, para que obedezcan nuestros designios?. Nada de esto va a ocurrir, lo que tendremos son dictadores y tiranos cada vez más sanguinarios, que sabedores del destino que les espera, se harán con arsenales cada vez más mortiferos y arrasarán todo a sangre y fuego.
La calle árabe y otras calles, saben que lo único que respetamos es el orden y el poder. Por razones diferentes, Irán y Siria son buenos ejemplos.
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