19 febrero 2011

¿Qué se ha conseguido en Egipto?

¿Qué han conseguido hasta ahora los egipcios?.
De momento poco. Pasar de la dictadura de Mubarak con el Ejercito en la sombra, a una dictadura directa por parte del Ejército con Mubarak en el exilio no es gran cosa. Y todo en una maniobra perfectamente orquestada de la que último discurso del senil Mubarak, guiado seguro por asesores "amigos", fue el broche perfecto: Consiguió centrar la rabia en un solo hombre, dirigió todo el odio hacia él desviándolo de los verdaderos culpables. Así que bastaría con la marcha de Mubarak para que todo se resolviera. ¡Una farsa!
¿Qué es lo que hace más creíbles las promesas de democracia de los militares que las de Mubarak?. La respuesta es nada.
La cúpula militar egipcia se ha beneficiado durante décadas de la mas generosa ayuda militar de EE.UU. después de Israel: 1300 millones de dólares anuales. Alrededor de esta enorme cantidad de dinero ha florecido la corrupción y la elite de millonarios que, a través de los esbirros de la policía que tan bien les ha servido, lanzó a la calle a una turba de miserables, niños de la calle incluidos, para apedrearse con otros miserables. ¡Luchando a pedradas ante la mirada impasible de los militares encaramados en las torretas de sus tanques! Los que permitieron esto y ampararon durante décadas a Mubarak ahora van a ser los adalides de la lucha por las igualdades, la democracia y contra la corrupción. Es muy poco probable, si además consideramos que antes de disolver el Parlamento, algo que los militares hacen con gusto en cualquier caso, aseguraron a Israel que todo seguiría igual.
En los días de la lucha a pedradas, desaparecieron de los documentales de la plaza Tahir las jovencitas disfrazadas de pueblo llevando cintas en la frente con los colores de la bandera egipcia. Reaparecieron al final, con guantes de goma inmaculados en las manos, aparentando que limpiaban la plaza. Una delicia de foto, que era el bálsamo que necesitaba la prensa de Occidente, para tranquilizarnos. Era gente como nosotros la que había triunfado, sonrientes jóvenes demócratas habían expulsado al carcamal totalitario.
El carcamal totalitario no era con ellas con las que se había ensañado, sino con la gente humilde que soportaba las pedradas, protegiéndose con la chaqueta doblada, y estos no han ganado nada todavía.
Un país de 80 millones de habitantes, prospero y orgulloso de si mismo en la frontera sur de Israel es la peor pesadilla de los judíos y harán, como hasta ahora, todo lo posible para impedirlo. La influencia de Israel en la dirección de la política de EE.UU. es la que explica la vergonzosa actitud en este asunto de ese gran embaucador que es Obama.
El verdadero enemigo que tienen que derrotar los egipcios es Israel. Solo con el ejercito fuera del poder y una nueva clase dirigente, que no provenga del ejercito, se podrán librar de Israel y habrá alguna esperanza. No puede haber libertad ni democracia en el mundo arabe, sin someter al estado Sionista de Israel a las leyes internacionales. De momento, al amparo de todas estas revueltas, han vetado a través de EE.UU., una resolución de la ONU que condenaba los nuevos asentamientos ilegales de colonos en Palestina.
Es esperanzador que la indignación cristalice en protestas, pero de momento no son marchas hacia la libertad, sino mas bien expresiones de agravios diversos. El precio de productos básicos fundamentalmente, consecuencia de su encarecimiento ¿especulativo? en los mercados mundiales. En Bahrein, donde no hay problemas económicos, parece una revuelta de la mayoría chii contra la monarquía suní. Veremos en que acaba.
El alborozo con el que el Wall Street Journal, The Economist, y similares saludan el despertar "democrático" del mundo árabe es un mal presagio. Mi diagnostico es que, se han dado cuenta de que es necesario renovar los viejos tiranos que nos han servido hasta ahora y que hay buscar sangre nueva, embaucadores con Twitter y página en Facebook. Así que, de momento, cabalgan el caballo pretendiendo dirigirlo.
Los millones de personas en la nueva manifestación en la plaza Tahir son un muy buen augurio. El gran problema, al menos hasta el momento, para que el movimiento de indignaciones sea una marcha hacia la libertad es la falta de líderes. ¡Ojalá aparezcan!

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