30 diciembre 2010

Reflexiones de fin de año.

La descarga de xurel en el puerto de Sada por un enorme marinero negro, quizás un caboverdiano de Burela, mientras en los auriculares la música de Verdi sonaba marcial celebrando la llegada a puerto de las naves venecianas comandadas por el moro de Venecia, se convirtió por un instante en un espectáculo. Las cajas volaban con precisión de la bodega a puerto y allí con un ritmo trepidante, el Otelo de Burela las sujetaba con una sola mano y sin un error las hacia girar hasta la carretilla. Todo adquirió el ritmo de la música y hasta las gaviotas, tenían su lugar, recortándose, como piezas de un decorado, contra el rojo azulado tempranero del Pedrido. Una ilusión, y sin embargo por un momento yo hubiera jurado que estaba en Chipre, rodeado de una multitud entusiasmada por el regreso victorioso de sus hombres. Pero solo eran xurelos, y el olor a fresco y un taco del de Cabo Verde, me devolvieron a Sada.
Creo que es esta capacidad de imaginación, de fabulación, intrínseca al ser humano, la que aprovechan los estrategas de la comunicación, para mantenernos en un estado permanente de excitación o postración, según convenga, para manipularnos. Pero para aquellos con la imaginación poco desarrollada, incapaces de ver nada marcial en el vuelo de una caja de xurel, se utiliza como refuerzo el terror institucionalizado. Su creación, difusión y explotación es una industria monopolizada por los que detentan el poder real. Las alarmas y alertas se suceden, desde los líquidos explosivos, hasta la gripe, pasando por el tiempo que ya no solo es malo o regular, sino alerta roja o amarilla, nada escapa a la catalogación en terminología terrorista.
En un estado de permanente excitación, aceptamos hoy lo inaceptable ayer, asistimos imperturbables al proceso de transformación del ser humano, una conquista de nuestra civilización, en “nuda vida”. El Homo Sacer de Agambe que puede ser sacrificado. Primero lejos en África o en Asia, pero ahora cada vez más cerca con millones de parados convertidos en recursos humanos. Recursos que pueden ser inmolados, por millones, en los vaivenes del juego del parchís planetario que juegan unos pocos.
Nunca como ahora ha sido más evidente que la democracia electoral es solo representativa de la ideología dominante: el Capitalismo, renombrado hoy con el eufemismo de “Economía de Mercado”. En este sentido es fundamentalmente corrupta y con ella el aparato legal: La Justicia que legitima el uso de la fuerza por el poder del Estado. La política está organizada para hacernos creer, por los que realmente detentan el poder, que somos nosotros los que se lo cedemos. Una farsa, que encubre la lucha de instancias de distintas fracciones del Poder: Los Partidos, para hacerse con el poder ejecutivo.
No es que no sepamos lo que queremos, que no veamos la farsa. Lo que ocurre es que los vaivenes de excitación o postración nos conducen al cinismo o a la resignación, y nos impiden actuar. Y no solo eso, como ganado aterrorizado nos dirigimos apresurados a las compuertas donde nos espera el matarife. Solo así se puede explicar que los ingleses se entreguen a Cameron, los franceses tengan a Sarkozy y nosotros nos encaminemos a Rajoy. No me olvido de Berlusconi, que merece un tratamiento especial ya que Italia es el laboratorio donde se está ensayando nuestro futuro. Pero esto será otro día del año que viene.

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