15 diciembre 2010

Assange y Pinochet

Es difícil imaginar una historia de manipulación más descarada que la de las violaciones de Assange.
Dos señoras A y W, según documentos de la fiscalía sueca que aparecen traducidos en nakedcapitalism.com, se citan con Assange, una como organizadora de una conferencia y otra que se presenta como admiradora y comparte café, cine y después cena. Ambas invitan a Assange a su apartamento y tienen sexo voluntariamente, la segunda le paga el viaje de tren de ida y tambien la vuelta al día siguiente de la supuesta violación. A ambas se las ve con Assange después de las supuestas violaciones en actitud amistosa. A y W no se conocen ni coinciden viendo a Assange, pero por una misteriosa razón se localizan y W acompaña a A para darle apoyo moral cuando esta última va a la policía, preocupada porque no localiza a Assange para que se haga un test del SIDA. A no denuncia a Assange, la falsa denuncia está muy penalizada en las leyes suecas, pero pide consejo a la policia y relata los hechos. W la apoya y añade los suyos. ¿Que hechos? Que se le rompió el perservativo y aun así Assange no detuvo el acto sexual. Algo similar indica W. Según el Mundo, A tiene relaciones con círculos pacifistas suecos y... con exiliados cubanos en Miami.
Con el informe policial, la fiscal de guardia ordena llamar a Assange para interrogarlo. Al día siguiente, y a la vista de los hechos, la fiscal jefe retira la orden de interrogar a Assange. Días después un famoso abogado sueco se hace cargo del caso y consigue reactivarlo. Y así hasta hoy.
No he podido encontrar una historia detallada de los hechos en ningún medio de comunicación importante e incluso hoy en The Guardian una columnista y feminista mueve el foco para discutir si la conducta sexual de Assange debe ser disculpada en aras de sus méritos y concluye que de ninguna manera. Y todo esto sin que nos expliquen la rocambolesca historia de su acusación y llamada a ser interrogado.
Con toda probabilidad Assange será extraditado a Suecia, quizás exactamente 10 años después de que el gobierno de su graciosa Majestad, decidiera que Augusto Pinochet no podía ser extraditado a España. Claro que solo era un criminal en masa.
Los cables de Wikileaks, al menos hasta ahora, no han revelado crímenes de guerra ni atrocidades, solo nos han mostrado como son nuestros líderes: estúpidos, banales, mezquinos y brutales. Es ésta exposición de sus miserias al aire libre, la que los pone furiosos. Hoy los cables más interesantes serían los de la embajada USA en Suecia. Pero estos tardaremos en verlos. O quizás no. La historia nos enseña que la Técnica al alcance de los dominados, a veces acaba con los amos.

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