17 enero 2010

EL Litio. Un rastro a seguir.

Un mapa geológico minero del planeta probablemente explicaría mejor que muchos sesudos estudios las guerras, revoluciones, migraciones y cambios sociales desde el siglo XVI. Oro, plata, hierro, carbón, petróleo, jalonan los escenarios de guerras y conquistas.
Des pues de la descolonización en África Central las masacres se sucedieron, sin otra razón aparente que los “odios tribales”, hasta que apareció el coltán un mineral muy raro y escaso que solo se encuentra en esa zona. Resulta que el coltán, aunque en muy pequeñas cantidades, es imprescindible para la fabricación de ciertos componentes electrónicos clave y la Republica del Congo tiene el 80% de las reservas conocidas.
Ahora estamos en el camino hacia el coche eléctrico, la gran revolución que pretende acabar con la dependencia del petróleo y del gas, léase socios incómodos como Arabia Saudí, Irán, Rusia, Venezuela, no confundirse con el señuelo del Cambio Climático.
Pues resulta que el elemento clave en esta revolución es la batería y la batería depende de un producto: el Litio. Hay incluso quien duda de que con una adopción masiva del coche eléctrico exista suficiente Litio para fabricar las baterías necesarias. En cualquier caso el 40% de las reservas de Litio están en Bolivia, un 20 % en el Tibet y otro 20% en Chile que es hoy el principal productor mundial de Litio. Malos tiempos para Bolivia se avecinan, en el Tibet parece que debajo de la simpatía por el Dalai Lama hay bastante más y Chile parece un socio fiable. A seguir.

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