26 julio 2009

Van a por la Seguridad Social

Ha llegado el momento. Se ha iniciado la batalla para vaciar la caja de la Seguridad Social. Hace tiempo que se veía venir. Los mohines de disgusto ante los sucesivos planes de Zapatero para inyectar dinero público en empresas e instituciones financieras, migajas los llamo Rajoy, hacían presagiar que después de poner cuatro millones de parados sobre la mesa, una hazaña notable para un país que según los empresarios tiene un mercado laborar muy rígido, y calificar de tibias las medidas de ayuda a la banca por las cuales el estado garantizaba su deuda , es decir su activo, hasta 30.000 millones de euros, había un premio más gordo de liquidez que nadie se atrevía a llamar por su nombre: La Seguridad Social. Olvidemos lo del despido libre, una fantasma que se agita, como la muleta del torero, para engañar al toro. En este país el despido ya es libre para cualquier estándar europeo. El crecimiento espectacular en pocos meses del número de parados lo atestigua. El objetivo real es vaciar la caja de la Seguridad Social, mediante la reducción en un 6% las cotizaciones de los empresarios, lo que obligará, para mantener las prestaciones, a disponer de las reservas, mientras los empresarios se embolsan su 6%. Es decir una transferencia neta desde la caja de la Seguridad Social a la de las empresas. Pero esto es solo el principio. Una vez alcanzado un determinado nivel de reservas se constatará la inviabilidad económica de la Seguridad Social y se propondrá su transformación en una reserva para indigentes. En ese momento una parte de sus fondos será transferida a los trabajadores, una medida de libertad económica que será aclamada por la horda liberal de todo el mundo. Con el dinero transferido los trabajadores “serán libres” de invertirlo en los fondos de pensiones, privados por supuesto, que habrán organizado bancos y compañías de seguros. La Seguridad Social como la conocemos será historia y la liquidez resultante será utilizada por bancos y chiringuitos financieros varios para financiar un nuevo pelotazo y el dinero se evaporará de nuevo, en el bolsillo de unos pocos.
Y todo esto tiene una coda final. Una mano de obra amenazada por una permanente inseguridad será mucho más “flexible” y estará dispuesta a trabajar en el régimen de esclavitud laboral que requiere un empresariado, sin el menor interés en mantener una mano de obra cualificada, y cuyo único objetivo es el permanente pelotazo. Un empresariado qué solo se relaciona con el I+D para aprender como embolsarse los fondos.
En marzo de 2008 FAES presentaba algunas recetas económicas:
“Para incrementar la competencia es necesaria una reforma laboral de calado donde se prime la productividad y donde se defienda la valoración individual en detrimento de los convenios colectivos. Se ha de tender a una mayor capacidad de ajuste de la masa laboral con respecto a la demanda y, finalmente, se ha de abandonar la indexación de salarios con respecto a la inflación real ya que elimina los incentivos a la productividad y es claramente una medida que genera inflación.”
Parece que los estrategas de la CEOE han tomado buena nota, o quizás es que son los mismos.
No es tiempo de dialogar con los principales responsables del drama de millones de familias que se han embolsado, y puesto a buen recaudo, los gigantescos beneficios del boom del ladrillo, beneficios garantizados con las cuotas de millones de hipotecas. El 14 de julio nos recordaba que quizás no hay cambio posible sin tomar la Bastilla. Zapatero tiene otra oportunidad de demostrar si realmente tiene coraje de tratarlos como se merecen. No es poco lo que está en juego.

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