27 enero 2009

Obama es un holograma

Una de las cosas más fascinantes acerca del presidente Obama, es que parece que todo el mundo se siente de alguna manera encarnado en él. Así, cosecha halagos de Zapatero que lo considera nada menos que un socialdemócrata, despierta esperanzas en Fidel Castro, es un ejemplo de liderazgo a imitar para Mariano Rajoy, hace felices a los ecologistas, despierta un fervoroso entusiasmo entre los amantes del imperio de la ley y la ética, comprende la dramática situación de Israel sin que los anteriores se alteren, insiste en el valor del trabajo duro y por eso mismo se va implicar personalmente en convencer al Congreso de EE.UU. para que le dejen 800.000 millones de dólares de los contribuyentes y así comprar los “activos tóxicos” de bancos y otros chiringuitos financieros. El coro de aduladores de Obama es innumerable, y los orígenes ideológicos de los coristas y solistas desafían todo entendimiento.
Los nombramientos de Timothy Geithner, que además de defraudar 40.000 dólares al fisco, lleva toda su vida entre reguladores, sin enterarse de nada, y del consejero de economía Larry Summers, que colaboró, en su época como Secretario del Tesoro con la administración Clinton en demoler los últimos restos de regulación en el sistema financiero, no despiertan la menor sospecha. Tampoco preocupa que el responsable del presupuesto en la Casa Blanca Peter Orszag haya insistido, durante su periodo en el mismo cargo del Congreso EE.UU., en el impacto negativo que los costes crecientes de la seguridad social podrían tener en el déficit público.
No se ve contradicción alguna en el hecho de que la nueva política exterior, que incluye la solución del problema de Palestina, se encomiende a la Sra. Clinton que se ha declarado una ferviente defensora de Israel, asunto en el que compite en fervor y entusiasmo, con el Vicepresidente Joe Biden. La guinda a este pastel la pone el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, el consejero más próximo a Obama, Rahm Emmanuel, con doble nacionalidad israelí-EE.UU., voluntario en el ejército de Israel durante la Guerra de Kuwait e hijo de un miembro de la organización terrorista judía Irgun.
Hace unas semanas aparecía la noticia de que el Universo que vemos y en el que vivimos es en realidad un gigantesco holograma. Una proyección del Universo real, situado en algún sitio, si es que el espacio tiene algún sentido. Esta visión del Universo, parece que podría confirmar observaciones y teorías que hasta el momento parecían contradictorias. Al fin todos felices viviendo en la pantalla 3D de un cine de galaxias y estrellas.
Quizás esta teoría holográfica sea de utilidad para explicar las reacciones ante el nuevo presidente de EE.UU. En algún lugar se han grabado las esperanzas de todos los humanos: poder y justicia, codicia y generosidad, violencia y paz, racismo y convivencia y también sus decepciones ante la imposibilidad de alcanzarlas, a pesar de tanto sufrimiento. Ahora que parece que el mundo creado por el Capitalismo se derrumba, nos proyectan una imagen multidimensional, un holograma, en la que según se mire todos nos encontramos reflejados. Quizás Obama es solo eso, un holograma para entretenernos con las luces apagadas, los ojos fijos en la pantalla, mientras el dueño del cine nos roba la cartera.

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