24 enero 2007

Condiciones de contorno

Está acertado el PP en insistir en que la clave de todos los problemas de España es el Terrorismo. Y está acertado, porque quiere el Poder a cualquier precio, y para ello lo mejor, sobre todo en este país, es enzarzarse con un problema que no tiene solución. Los problemas sin solución se debaten con pasión, con encono personal, ya que no hay nada en juego. Nada que tenga que ver con el problema mismo, y en consecuencia permiten toda clase de desmesuras y objetivos.

En física y matemáticas, se habla de infactibilidad cuando un problema no es resoluble para unos datos o condiciones iniciales determinadas, también llamadas condiciones de contorno. Una vez modificadas las condiciones de contorno el problema puede tener una o incluso varias soluciones.

En el caso del Terrorismo las condiciones de contorno, quedaron claras en Cataluña, con la primera propuesta de Estatuto, cuando, con la mayoría absoluta del Parlament, en ausencia de violencia, y con partidos absolutamente legales, pero partidarios de la independencia, y del derecho de autodeterminación, se señaló claramente que con votos o sin ellos la independencia era asunto imposible. Imposible con la Constitución vigente, que es la condición de contorno de nuestro problema, la que lo convierte en no-factible.

El Euskadi post-ETA con abandono de toda violencia, entrega de las armas, es la Cataluña de hoy, con una mayor inclinación hacia las posiciones independentistas. Es decir podemos imaginar perfectamente el resultado y este resultado sería inconstitucional, es decir no-factible.

Por lo tanto, necesitamos cambiar las condiciones de contorno: la Constitución, para permitir legalmente la convocatoria de referéndum de autodeterminación en Cataluña y Eusakadi y poder asumir el resultado sea cual sea.

Pero este resultado podría terminar con la Monarquía, y este riesgo, entre otros, y sus obvias consecuencias no permiten el cambio constitucional, sin contar con un amplísimo consenso. Y así, todos los interesados en mantener el statu-quo, y son muchos, más de los que parece, incluyendo numerosos articulistas de El País, y su propia línea editorial, se centraran siempre en evitar el consenso, en radicalizar posiciones, en dividir.

Solo con un liderazgo dispuesto a arriesgarse a proponer un cambio en las condiciones de contorno, se podrá resolver el problema del Terrorismo. Solo arriesgándose por este camino, los progresistas podrán dejar de estar arrinconados, explicando lo inexplicable día tras día. Tendrán un proyecto propio. Sólo así, se podrá evitar que los totalitarios de uno y otro signo un día firmen un acuerdo, que garantice impunidad a unos y a otros.

Zapatero perdió una oportunidad, al no dimitir el 30 de diciembre para volver a presentarse, con un programa arriesgado de cambio constitucional con el objetivo de resolver el problema de Eusakadi y Cataluña, es decir finalizar-realizar la Transición. En este viaje estoy seguro que le acompañaríamos muchos con entusiasmo, pero el iniciarlo y dirigirlo requiere visión de largo plazo y virtudes como generosidad, arrojo, inteligencia, perseverancia, valentía, y muchas decisiones tácticas difíciles dentro y fuera de España, y quizás Zapatero no es lo que quiere parecer, o a lo mejor es solamente un ciudadano normal. Justo lo que no hace falta para este complicado empeño

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