27 noviembre 2005

La Verdad acerca de la Tortura

Es el titulo de un artículo de Charles Krauthammer el pasado día 11 de diciembre en The Weekly Standard.
Charles Krautahamer es neoyorquino de ascendencia judía, y ha recibido entre otras distinciones el galardón Guardian de Sión, por su apoyo a la causa de Israel. Es pues un personaje próximo al Sionismo. Alguno de sus mas controvertidos artículos, donde defiende la doctrina, agresiva e intervencionista de EE.UU., denominada “Democratic Realism” han sido apadrinados por la asociación “The American Entreprise Institute”. Esta asociación cuenta con el soporte de compañías como Exelon, Merck, American Express, Dell, Exxon Mobil, Motorola, y un largo etc. Los presidentes de estas empresas, son frecuentemente miembros del consejo directivo de la asociación. La asociación cuenta con académicos como Gertrude Himmelfarb, esposa de Irving Kristol, padre del neoconservadurismo y fundador de The Weekly Standard.
No se trata de ningún extremista alocado, sino más bien de alguien representativo del “establishment” norteamericano, y como no, con lazos intensos con el Estados de Israel.
Charles Krauthammer, toma la iniciativa para frenar los ataques a los campos de detención ilegales “Black Sites” y a las revelaciones cada vez más frecuentes y detalladas de las prácticas de tortura habituales en dichos campos y como medio habitual para obtener información por parte de la CIA y organizaciones allegadas.
La iniciativa del Charles Krauthammer, no es negar la existencia de los campos, ni la práctica de la tortura, sino que justifica los mismos, estableciendo una nueva categoría “humana” diferente para los terroristas, sin definir claramente quienes pertenecen a esta categoría. Sin embargo es fácil adivinar que se refiere a los enemigos existenciales de EE.UU. hoy: El terrorismo islámico. Pero al no definir los terroristas, enemigos existenciales, establece un nuevo marco para la relación con ellos, mañana Iran, pasado mañana los espías del futuro gran enemigo: China.
Esta nueva categoría no tiene derechos “per se”, solo tiene los derechos que le otorguen los titulares de la autentica libertad, es decir EE.UU., en el ejercicio de sus propios valores morales. Como este ejercicio puede conducir a abusos, el problema es regular legalmente, la utilización de la tortura y el confinamiento, no por violar derechos, ahora inexistentes, sino por mantener la superioridad moral del torturador.
El GULAG confinaba y torturaba los enemigos de la Revolución que iba a liberar a los oprimidos del mundo, y en nombre de los miles de millones de oprimidos que serían liberados con el triunfo universal del socialismo, la muerte y sufrimiento de 800.000 eran un precio “razonable” a pagar. El gestor de los campos se sentía moralmente justificado en nombre de los millones de oprimidos.
El conservadurismo compasivo, promete que una vez sometidos sin reservas a la dirección moral y económica de EE.UU. alcanzaremos el estado perfecto de libertad y justicia yreinara por siempre la “Pax Americana”. El combatir a los enemigos existenciales de este paraíso, bien merece la tortura, eso sí legalizada, de unos pocos.
Charles Krauthammer haría bien en revisar la obsesión legalista del nacionalsocialismo, para comprobar que las muertes de millones fueron escrupulosamente legales, al adjudicar una categoría humana diferente a los judíos, cuyo exterminio entonces solo estaba regulado por los derechos de los auténticos humanos y la economía de medios. Y como siempre, con un fin que justificó los medios.

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